Tercer capítulo basado en el relato escrito por nuestro compañero y amigo Javier Pérez Sousa sobre de nuestro viaje al corazón de Egipto, un formidable trabajo titulado "EN LA TIERRA DE LOS DIOSES VENIDOS DE LAS ESTRELLAS"
https://www.icai.es/wp-content/uploads/2023/02/EN-LA-TIERRA-DE-LOS-DIOSES-VENIDOS-DE-LAS-ESTRELLAS-21-1-23.pdf
Con el máximo respeto a sus contenidos y contando con su autorización, reproducimos párrafos íntegros en cada uno de los posts que sobre Egipto vamos a ir editando en sucesivas entregas. He ilustrado los textos con fotografías que yo mismo fui tomando en los diferentes lugares que se describen por el cronista.
Poco se pudo disfrutar de aquella noche en las cómodas habitaciones del Acamar porque al alba, cuando el sol todavía estaba viajando en “la barca nocturna”, salimos casi clandestinamente, con una cajita de desayuno de ración militar, para hacer un desembarco en la orilla oeste con destino al campo aerostático.
Tras una primera espera, llegó la autorización para volar y empezó nuestra pequeña aventura.
Acomodados en el compartimiento de la cesta correspondiente fuimos testigos del inflado de incontables globos de colores. ¡Vaya experiencia sentir como aquello se elevaba sobre los campos verdes de labor junto al rio mientras el sol salía iluminando los escarpes del valle de los Reyes con la primera luz! Menudo “subidón” el nuestro y el de nuestro “capitán aerostático” que gritaba: ¡I am the best! mientras el globo subía y bajaba según las corrientes y la temperatura del aire.
Nunca olvidaremos a los agricultores que laboraban los campos al amanecer que cuando pasábamos rasantes nos saludaban gritando: ¡Buenos días! “Sabah Alkhayr”.
En la orilla occidental del Nilo frente a Luxor, se encuentra “Tat Iset Maat”, que quiere decir “El lugar de la Verdad”. El Maat, el orden en el universo. Es el Valle de los reyes, bajo la gran montaña origen del mundo. Con sus enigmáticas y ocres colinas que ocultan los pasadizos, antecámaras y cámaras de más de 60 tumbas excavadas en la profundidad de la roca hacia el mundo inferior.
El lugar está místicamente relacionado con los grandes templos de Tebas, que visitamos el día anterior, en la orilla oriental del Nilo. Si trazamos una línea cruzando el río desde el templo de Karnak hacia el Oeste, donde se pone el sol, llegamos al Valle.
A su lado está ubicado el precioso templo de Hatshepsut la mujer que quiso ser faraón y lo fue. El conjunto del valle está dominado por una montaña en forma de pirámide llamada por los egipcios “La Cima del Occidente” donde moraba la diosa protectora de la necrópolis. En la cosmogonía egipcia lo primero que surgió en la creación fue una gran montaña de la que nacieron los dioses.
Relatando las mágicas palabras del “Libro de los Muertos”, nosllamó la atención el significado profundo de esta ubicación: La dualidad oriente- occidente es característica de la cosmogonía egipcia. El este, lugar del nacimiento del sol, es el asiento de la vida, la «Tierra Negra» fértil (Kemet), territorio de Horus, dios del equilibrio, creador de la civilización egipcia. Por el contrario, el oeste, por donde el sol se pone, es la «Tierra Roja» estéril, desértica, dominio de Seth, el señor del inframundo y dios de los muertos.
Nos sumergimos como pudimos, ayudándonos unos a otros, hacia el fondo de la montaña y bajamos a las tumbas de Ramsés III, de Ramsés IX y Meneptah, y allí pudimos contemplar los magníficos relieves policromados También nos explicaron cuál fue el destino de muchas de las momias de los faraones que aquí se enterraron.
Cuando se abandonó la capitalidad de Tebas por Tanis en la dinastía XXI, el valle fue olvidado y saqueado. Menos mal que un sumo sacerdote de Amón las sacó y las enterró en varios depósitos escondidos gracias a los cuales se han conservado hasta hoy.
¡Nada es permanente en este mundo y ni la magia más poderosa te pone a salvo de la maldad de los hombres!
Textos: Javier Pérez Sousa Fotografía: Carlos Marcos