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27 octubre 2018

25 años después... mi segundo Equinoccio en Teotihuacán (México) 2016

Cuando comencé este blog, hace ya algún tiempo, escribí lo siguiente :  

"otro año más llega la fecha en que el día y la noche son iguales, duran exactamente lo mismo; es el conocido equinoccio de primavera... Cada 21 de marzo a las 12 en punto del mediodía, el sol se encuentra en su vertical más perfecta y se da el fenómeno que permite que -según la tradición prehispánica- los hombres puedan captar el máximo de su energía en forma de radiación vital benefactora para todo el año".



En 1.991, pude acercarme desde Ciudad de México hasta Teotihuacán con la intención de tomar el equinoccio, siguiendo una histórica costumbre local. Algo de mágico debe tener tener Teotihuacán (el lugar donde renacen los dioses o donde los hombres se convierten en dioses) cuando el  destino ha querido que 25 años después, en 2016, haya podido repetir este momento a la misma hora y en el mismo lugar. Esta vez no me encontraba solo, mi inseparable Cristina, junto con Carlos y Ana, y mi nieto de un año, estuvimos compartiendo la jornada.

Teotihuacán, como saben,  fue inscrita en la lista del Patrimonio del la Humanidad por la UNESCO en 1987.

Recomiendo entrar por la puerta 2 (ya que hay menos colas) y contratar a uno de los guías locales que se ofrecen nada más pasar las taquillas de entrada.



La metrópolis de Teotihuacan tenía una planificación urbanística escrupulosa y muy avanzada, con un eje central de dos kilómetros de longitud (la Calzada de los Muertos) y una Ciudadela importante, rodeada de 15 pirámides monumentales.


En Teotihuacán todo es un misterio, no se sabe casi nada del pueblo que lo edificó, ni de las razones que llevaron a abandonarlo bruscamente. Se construyó entre los s. I a.C y el VII d.C., y llama mucho la atención la inspiración geométrica de su urbanismo .  

En el s. I a.C. y los s. I y II d.C. se construyeron los primeros edificios del recinto ceremonial: la Pirámide del Sol y, poco después, la de la Luna.  la construcción de estas dos imponentes pirámides marcó el inicio de un gran plan urbanístico, determinado principalmente por consideraciones de tipo astrológico además de por la voluntad de integrara en la ciudad el paisaje de los alrededores. En los s. II y III se produjo un intenso desarrollo urbano, alrededor de un eje central -denominado por los aztecas Miccaótli o Calzada de los Muertos-, en torno al cual levantaron numerosos edificios y plataformas.

Su época de mayor apogeo corresponde al Clásico Temprano de Mesoamérica (ss. II/III-VI).  Durante esta época, Teotihuacán fue una importante metrópolis gracias al comercio de obsidiana y llegó a tener 150.000 habitantes, la mayor y mas floreciente ciudad mesoamericana.  La ciudad estaba gobernada por soberanos considerados de origen divino que desempeñaban las funciones de maestros, asistidos por una cata sacerdotal formada por nobles y altos dignatarios.



La expansión de la ciudad se debió a la gran atracción ejercida por su recinto sagrado y su prosperidad se basaba principalmente en la explotación de la obsidiana, cuya ruta controlaban y ejercían un total control sobre el comercio de este mineral, clave en la economía mesoamericana.


Hacia el año 650 comenzó su paulatina decadencia. La población se fue reduciendo por factores de orden social y climático, no se sabe si por una invasión de tribus chichimecas, revueltas internas, una catástrofe natural o provocada .... En el siglo VIII alcanza ya el ocaso, aunque el valle no fue abandonado nunca. Aún no se conoce bien la causa de la decadencia y su total destrucción. Hacia el año 1000 d.C, la ciudad fue abandonada.


La gigantesca pirámide del Sol, de unos 70 m de altura, es el centro de la ciudad santa de Teotihuacán, tiene una base tan amplia como la de Keops en Egipto y estaba antaño coronada por un templo donde se pensaba residía el dios y en el que sólo los sacerdotes podían entrar.  Tiene 360 escalones que son bastante irregulares, altos y difíciles de subir y de bajar, hágalo con paciencia y precaución.  Es ésta la tercera pirámide más grande del mundo.


Al lado de la Pirámide de la Luna, más pequeña que la del Sol, se levantaban elegantes casas y los palacios que flanqueaban la Avenida de  la Muertos, el palacio de Quetzalpapalotl.  La pirámide mimetiza el contorno de la montaña Cerro Gordo, que está situada al norte de este lugar.  Su plataforma superior fue utilizada como altar de sacrificio para ceremonias en honor de los dioses de Teotihuacan: del Agua, de la Fertilidad, de la Tierra y de la Creación.  Las construcciones inferiores incluyen un altar central y cuatro cuerpos rectangulares en diagonal que forman la que se conoce como "Cruz de Teotihuacan"


En su época de mayor apogeo, Teotihuacán disponía de más de 2000 complejos de viviendas. Sus edificios destacan por una combinación tablero-talud, una innovación arquitectónica acuñada en la ciudad.  Disponían de un perfeccionado sistema de saneamiento e importantes reservas de agua. 



Todas las edificaciones estaban cubiertas de estuco y pintadas con motivos de índole religiosa.  Debía ser muy impresionante ver la ciudad totalmente decorada de llamativos colores.  Añado esta fotografía que recrea una de estas viviendas en el Museo de Antropología de Ciudad de México.


Un buen ejemplo in situ es el Patio de los Jaguares, divinidades relacionadas con la lluvia y la fertilidad.
  

El templo de Quetzalcóatl o de la Serpiente Emplumada, la creadora del hombre, está adornado con cabezas de serpiente rodeadas de un collarín de plumas que representan al dios Quetzalcóatl , que alternan con máscaras estilizadas que representan, probablemente, al dios Tlaloc, el dios de la lluvia. 

En esta pirámide, se han encontrado restos enterrados de víctimas humanas sacrificada, cuyas tumbas datan entre los años 150 y 200.


Su prestigio legendario como centro de culto se mantuvo hasta el punto de que los aztecas situaron en este lugar la cosmogonía de la Leyenda de los Soles.  Según las antiguas creencias de los pueblos naguas, el mundo se crea y acaba con una catástrofe.  A esos periodos de existencia les llamaban "soles".  Cuando el diluvio acabó el cuarto sol y los dioses, reunidos en Teotihuacán, decidieron volver a crear el mundo.  


Fue el padre Sahagún, cronista del séquito de Hernán Cortés,  quien recogió de boca de los mexicas esta leyenda que habla de la inmolación de los dioses antiguos para dar paso a la creación del Sol y la Luna, los dioses a quienes están dedicadas las dos magníficas pirámides.

De mi anterior artículo, conservo esta descripción, que coincide en lineas generales con las explicaciones de nuestro guía local. Dice así:
"Antes de que hubiese día, se reunieron los dioses en Teotihuacán y dijeron, ¿Quién alumbrará el mundo? Un dios rico (Tecuzitecatl), dijo yo tomo el cargo de alumbrar el mundo. ¿Quién será el otro?, y como nadie respondía, se lo ordenaron a otro dios que era pobre y buboso (Nanahuatzin). Después del nombramiento, los dos comenzaron a hacer penitencia y a elevar oraciones. El dios rico ofreció plumas valiosas de un ave que llamaban quetzal, pelotas de oro, piedras preciosas, coral e incienso de copal. El buboso (que se llamaba Nanauatzin), ofrecía cañas verdes, bolas de heno, espinas de maguey cubiertas con su sangre, y en lugar de copal, ofrecía las postillas de sus bubas. A la media noche se terminó la penitencia y comenzaron los oficios. Los dioses regalaron al dios rico un hermoso plumaje y una chaqueta de lienzo y al dios pobre, una estola de papel. Después encendieron fuego y ordenaron al dios rico que se metiera dentro. Pero tuvo miedo y se echó para atrás. Lo intentó de nuevo y volvió para atrás, así hasta cuatro veces. Entonces le tocó el turno a Nanauatzin que cerró los ojos y se metió en el fuego y ardió. Cuando el rico lo vio, le imitó. A continuación entró un águila, que también se quemó (por eso el águila tiene las plumas hoscas, color moreno muy oscuro o negrestinas, color negruzco); después entró un tigre que se chamuscó y quedó manchado de blanco y negro. Los dioses se sentaron entonces a esperar de qué parte saldría Nanauatzin; miraron hacia Oriente y vieron salir el Sol muy colorado; no le podían mirar y echaba rayos por todas partes. Volvieron a mirar hacia Oriente y vieron salir la Luna. Al principio los dos dioses resplandecían por igual, pero uno de los presentes arrojó un conejo a la cara del dios rico y de esa manera le disminuyó el resplandor. Todos se quedaron quietos sobre la tierra; después decidieron morir para dar de esa manera la vida al Sol y la Luna. Fue el Aire quien se encargó de matarlos y a continuación el Viento empezó a soplar y a mover, primero al Sol y más tarde a la Luna. Por eso sale el Sol durante el día y la Luna más tarde, por la noche." 




15 abril 2016

Equinoccio en la ciudad prehispánica de Teotihuacán 1991

Otro año más llega la fecha en que el día y la noche son iguales, duran exactamente lo mismo; es el conocido equinoccio de primavera.

En 1.991, por casualidades del destino, pude acercarme desde Ciudad de México (donde me encontraba por motivos de trabajo) hasta Teotihuacán con la intención de "tomar el equinoccio", siguiendo una histórica costumbre local.

Aunque la entrada de la primavera según el calendario gregoriano es variable en hora (y día) según el año en que nos encontremos, la tradición lleva a celebrar este equinoccio el 21 de marzo a las 12 en punto del mediodía,  En ese momento el sol se encuentra en su vertical más perfecta y se da el fenómeno que permite que -según la tradición prehispánica- los hombres puedan captar el máximo de su energía en forma de radiación vital benefactora para todo el año.

A 50 km. de Ciudad de México se encuentra el paraje arqueológico de Teotihuacán, una de las ciudades precolombinas más importantes de Mesoamérica, " el lugar donde fueron hechos los dioses" en lengua náhuatl, que constituye un conjunto gigantesco de 6 km de largo por 4 de ancho, a un lado y a otro de la avenida de los Muertos. Una superficie mayor que la de la Roma Imperial. 


El equinoccio de primavera llenó Teotihuacán de miles de personas vistiendo ropas blancas, paliacates rojos y miles de afanes en busca de energía.

Para estar lo más cerca posible del astro solar, hay que subir 360 escalones de la Pirámide del Sol y, al llegar a su cima, alzar las manos y recibir al sol.

Para otros ni siquiera es necesario subir la pirámide, basta con el sólo hecho de estar aquí, en Teotihuacán, justo a la entrada de la primavera para recibir las bondades del astro sol.



Bernardino Velázquez, campesino de Texcoco, señala: "Pues los aztecas dicen que hay que venir aquí, yo siento la energía en el cuerpo, en la familia hay un cambio, más que nada, un poco más de energía, salud".






María Florida, ama de casa, aseveró: "Hoy realmente entra el equinoccio de la primavera, según nuestros ancestros hay que pedirle a los seres universales de la madre naturaleza la ayuda para todo lo que tenemos en la vida".

Un apretado círculo de personas y un mástil marcan el lugar donde va a tener lugar la danza de los Voladores de Papantla que es una de las danzas más populares que han sobrevivido a la conquista española.  Este ritual está asociado a la fertilidad, y fue relacionado con el culto religioso gracias a que fue incorporado a la cultura tolteca y posteriormente los aztecas, los cuales añadieron elementos solares y de mayor peligrosidad.  La danza del Volador se ejecuta por cinco danzantes, uno es el caporal y los otros cuatro son los voladores y representan los cuatro puntos cardinales.  El ritual invoca a los cuatro rumbos del universo y la fertilidad que se representa mediante el descenso de los danzantes, como caída de la lluvia.

En esta acepción de fertilidad, los cinco danzantes representarían a los cinco elementos para crear vida: agua, viento, tierra, luna y sol. 



A más 20 metros en lo alto de la estructura, se sitúa el caporal que coordina el ritual.   El caporal toca un tambor y una flauta con los que interpreta el son del perdón, el son de la calle, el son de la guasana y el son de la vainilla. Cada señal que hace se corresponde con un tipo de acrobacia. Cada danzante volador salta al vacío, sujeto por la cintura, boca abajo y gira 13 veces mientras desciende a la tierra.  El número 13, que multiplicado por los cuatro voladores da el resultado de 52,  número que se corresponde con el ciclo de 52 años del calendario indígena o Xiuhmolpilli, un siglo totonaco.  El juego finaliza cuando los participantes empiezan a abrir el círculo hasta tocar el suelo. Los danzantes visten trajes muy coloridos que representan a aves tropicales.

En la actualidad, el conjunto de monumentos arqueológicos de Teotihuacán que se encuentra abierto a la visita del público representa aproximadamente la décima parte de la ciudad original. 

La metrópolis de Teotihuacan tenía una planificación urbanística escrupulosa y muy avanzada, con un eje central de dos kilómetros de longitud (la Calzada de los Muertos) y una Ciudadela importante, rodeada de 15 pirámides monumentales.
   

Teotihuacán fue inscrita en la lista del Patrimonio del la Humanidad por la UNESCO en 1987.

En Teotihuacán todo es un misterio, no se sabe casi nada del pueblo que lo edificó, ni de las razones que llevaron a abandonarlo bruscamente. Se construyó entre los s. I y VII y llama mucho la atención la inspiración geométrica de su urbanismo .  Su época de mayor apogeo corresponde al Clásico Temprano de Mesoamérica (ss. II/III-VI).  Durante esta época, Teotihuacán fue una importante metrópolis gracias al comercio de obsidiana y llegó a tener 150.000 habitantes, la mayor ciudad de América. Su prosperidad se basaba principalmente en la explotación de la obsidiana, con la que se fabricaban herramientas.

Hacia el año 650 comenzó su paulatina decadencia. La población se fue reduciendo por factores de orden social y climático, no se sabe si por una invasión, revueltas internas, una catástrofe natural o provocada .... En el siglo VIII alcanza ya el ocaso, aunque el valle no fue abandonado nunca. Aún no se conoce bien la causa de la decadencia y su total destrucción.

Su prestigio legendario como centro de culto se mantuvo hasta el punto de que los aztecas situaron en este lugar la cosmogonía de la Leyenda de los Soles. Fue el padre Sahagún, cronista del séquito de Hernán Cortés,  quien recogió de boca de los mexicas esta leyenda que habla de la inmolación de los dioses antiguos para dar paso a la creación del Sol y la Luna, los dioses a quienes están dedicadas las dos magníficas pirámides.  Dice así:
"Antes de que hubiese día, se reunieron los dioses en Teotihuacán y dijeron, ¿Quién alumbrará el mundo? Un dios rico (Tecuzitecatl), dijo yo tomo el cargo de alumbrar el mundo. ¿Quién será el otro?, y como nadie respondía, se lo ordenaron a otro dios que era pobre y buboso (Nanahuatzin). Después del nombramiento, los dos comenzaron a hacer penitencia y a elevar oraciones. El dios rico ofreció plumas valiosas de un ave que llamaban quetzal, pelotas de oro, piedras preciosas, coral e incienso de copal. El buboso (que se llamaba Nanauatzin), ofrecía cañas verdes, bolas de heno, espinas de maguey cubiertas con su sangre, y en lugar de copal, ofrecía las postillas de sus bubas. A la media noche se terminó la penitencia y comenzaron los oficios. Los dioses regalaron al dios rico un hermoso plumaje y una chaqueta de lienzo y al dios pobre, una estola de papel. Después encendieron fuego y ordenaron al dios rico que se metiera dentro. Pero tuvo miedo y se echó para atrás. Lo intentó de nuevo y volvió para atrás, así hasta cuatro veces. Entonces le tocó el turno a Nanauatzin que cerró los ojos y se metió en el fuego y ardió. Cuando el rico lo vio, le imitó. A continuación entró un águila, que también se quemó (por eso el águila tiene las plumas hoscas, color moreno muy oscuro o negrestinas, color negruzco); después entró un tigre que se chamuscó y quedó manchado de blanco y negro. Los dioses se sentaron entonces a esperar de qué parte saldría Nanauatzin; miraron hacia Oriente y vieron salir el Sol muy colorado; no le podían mirar y echaba rayos por todas partes. Volvieron a mirar hacia Oriente y vieron salir la Luna. Al principio los dos dioses resplandecían por igual, pero uno de los presentes arrojó un conejo a la cara del dios rico y de esa manera le disminuyó el resplandor. Todos se quedaron quietos sobre la tierra; después decidieron morir para dar de esa manera la vida al Sol y la Luna. Fue el Aire quien se encargó de matarlos y a continuación el Viento empezó a soplar y a mover, primero al Sol y más tarde a la Luna. Por eso sale el Sol durante el día y la Luna más tarde, por la noche."






La gigantesca pirámide del Sol, de unos 70 m de altura, es el centro de la ciudad santa de Teotihuacán, tiene una base tan amplia como la de Keops en Egipto y estaba antaño coronada por un templo donde se pensaba residía el dios y en el que sólo los sacerdotes podían entrar.  Tiene 360 escalones que son bastante irregulares, altos y difíciles de subir y de bajar, hágalo con paciencia y precaución.  Es ésta la tercera pirámide más grande del mundo

El templo de Quetzalcóatl o de la Serpiente Emplumada está adornado con cabezas de serpiente rodeadas de un collarín de plumas que representan al dios Quetzalcóatl , que alternan con máscaras estilizadas que representan, probablemente, al dios Tlaloc.



En esta pirámide, se han encontrado restos enterrados de víctimas humanas sacrificada, cuyas tumbas datan entre los años 150 y 200. 



Al lado de la Pirámide de la Luna, más pequeña y más antigua que la del Sol, se levantaban elegantes casas y los palacios que flanqueaban la Avenida de  la Muertos, el palacio de Quetzalpapalotl.  La pirámide mimetiza el contorno de la montaña Cerro Gordo, que está situada al norte de este lugar.  Su plataforma superiores fue utilizada para ceremonias en honor de los dioses de Teotihuacan: del Agua, de la Fertilidad, de la Tierra y de la Creación.  Las construcciones inferiores incluyen un altar central y cuatro cuerpos rectangulares en diagonal que forman la que se conoce como "Cruz de Teotihuacan"



La Ciudadela es el edificio de mayor superficie en México, un cuadrado de un km. de lado, cuyo patio era usado como un centro ceremonial y se encontraba totalmente pavimentado.



Otros edificios también sobresalientes son: el palacio de Quetzalpapálotl y los palacios de Yaya hala, Zacuala y Tepantilla. 

Regresé a Teotihuacán en 1995, un día frío de invierno, faltaba el espíritu y el calor de la devoción que se respiraba el día del equinoccio.  Las ruinas del lugar de los dioses estaban allí, como siempre, testigo de tantos años de historia y muestra de tantas incógnitas que resolver.  

Este es, quizás, el más periodístico de mis relatos de viajes. A las fotos tradicionales que tuve que escanear antes de incorporar al post, añadí los apuntes de algunas conversaciones mantenidas en el lugar y unas importantes referencias históricas sobre este apasionante lugar.  El resultado de todo este trabajo fue el post más visto durante el primer año de vida de mi blog, superado, después por el de Chicago.

Los muchos lectores mexicanos, así como la buena posición en Google de alguna de las fotografías han sido, también en este caso, los motivos de este triunfo de Teotihuacán en mi blog.


09 abril 2016

El Zócalo. Corazón de la Ciudad de México


Ciudad de México es la mayor metrópoli del continente americano.  Tras la fachada exterior más bien desoladora de esta enorme ciudad se ocultan numerosos tesoros de gran valor arquitectónico, además de espacios abiertos realmente artísticos que no se encuentran en ninguna otra gran urbe latinoamericana: iglesias barrocas, monasterios y palacios coloniales al lado de la arquitectura más moderna e innovadora...



El centro histórico de Ciudad de México es el casco antiguo más grande de América Latina y fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1987.   Es también el epicentro de una ciudad vibrante y llena de vitalidad.


El corazón de la ciudad late en la plaza de la Constitución, a la cual los nativos llaman Zócalo.  El Zócalo era el centro de Tenochtitlán, capital de los aztecas desde 1325.  Aquí se alzaba en su día el palacio real de Moctezuma, el recinto del Gran Templo con sus pirámides y santuarios, el disco de los sacrificios los juegos de pelota...,  "cosas jamás vistas, ni siquiera en sueños", escribía el cronista de Cortés.


Maqueta del Gran Templo y del complejo religioso asociado.  Fotografía tomada en el Museo Nacional de Antropología.


De todo aquello, no queda prácticamente nada. El conquistador y sus tropas, persuadidos de que habían descubierto el reino de Satán por los sacrificios humanos que se realizaban habitualmente, arrasaron la ciudad por fanatismo y sus cimientos por ambición en 1521.  En el subsuelo del Zócalo se siguen descubriendo restos arqueológicos como la Piedra del Sol o el Calendario Azteca, conservados en el Museo Nacional de Antropología.


Las pirámides que impresionaron a los conquistadores quedaron reducidas a un montón de piedras con las que se levantaron algunas casonas, palacios virreinales e iglesias, así como la catedral.   En 1978 comenzaron las excavaciones para sacar a la luz los restos del Templo Mayor, consagrado a los dioses Tláloc y Huitzilopochtli, era la pirámide principal en torno a la cual giraba la vida de la antigua capital medica, Tenochtitlán.



Tras haber destruido todo, los españoles reconstruyeron in situ, sobre las ruinas, su propia capital con la majestuosa Catedral barroca de estilo herreriano (la más antigua del de América Latina), el Sagrario (suntuosamente barroco y churrigueresco), el Palacio Municipal o Ayuntamiento y el Palacio Nacional, construido por Hernán Cortés para reemplazar al del emperador Moctezuma.

Al terminar la conquista de la ciudad azteca, se construyó una pequeña capilla en este lugar,  En 1573, por orden de Felipe II, rey de España, se dio comienzo a la imponente edificación de la catedral, que no se terminaría hasta 1813.

La iglesia adjunta pertenece a otra parroquia que se llama EL Sagrario Metropolitano.  Su fachada semi-inclinada, es el la obra cumbre del churrigueresco en la ciudad.



El alma de México reside en esta plaza presidida por una gran bandera, un espacio mágico en el que conviven siete siglos de historia,  en el que miles de personas se dan cita cada día  y donde la protesta social se mezcla con conciertos, desfiles, festejos y espectáculos, así como con ceremonias indígenas de purificación.





El Palacio Nacional ha sido, por tanto, la sede del poder politico desde Cuauhtémoc y Moctezuma y, por tanto, escenario de significativos acontecimientos políticos.  En su puerta principal cuelga la campana de Dolores, que marcó el inicio de la Guerra de la Independencia.  En la actualidad es la oficina del Presidente de la Republica.  en el interior hay una colección de murales de Diego Rivera.




Saliendo del Zócalo se encuentra la calle Moneda, una de las mas bonitas de la ciudad que está repleta de edificios coloniales y palacios, así como la iglesia de La Santísima y el palacio arzobispal de estilo barroco.  Para destacar la importancia de esta calle, el historiador José Iturriaga solía decir que cuando aquí se habían levantado la Casa de Moneda, la Universidad, la Academia de Bellas Artes o la primera imprenta de America, "en Manhattan aun pastaban los búfalos"






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