Québec es la capital, corazón y alma de la provincia de mismo nombre y conserva con orgullo el espíritu de la "Nueva Francia". Ninguna ciudad de América se parece más a una ciudad europea del siglo XVII que Québec.
Descubierta por el explorador francés Jacques Cartier, fue fundada como ciudad en 1608 por Samuel de Champlain, la ciudad antigua con sus viejas casas, sus tortuosas calles adoquinadas, sus escaleras... parece traída directamente de Francia.
Está edificada sobre un alto promontorio del cabo Diamante que domina desde una altura de 100 m. el río San Lorenzo, en el lugar en el que el San Lorenzo deja de ser un brazo de mar para convertirse en río.
Tal situación explica la historia militar de Québec, tan agitada como la de una plaza fuerte de la vieja Europa. A partir de 1667, los ingleses, en guerra con Francia, comenzaron a echarle el ojo al imperio levantado más allá del Atlántico por los Cartier, los Champlain y sus acompañantes aventureros.
Desde sus bases de Nueva Inglaterra, no cesaron de atacar a Québec, tanto por mar como por tierra. En 1669, Champlain capituló tras un año de sitio, una vez se hubieses agotado todas sus municiones, en una corta batalla campal que tuvo lugar en la zona de la ciudad que hoy se conoce como los Campos de Batalla.
No obstante, como supieron los ciudadanos de Québec y los ingleses más tarde, la paz había sido firmada en Europa y los ingleses tuvieron que retirarse y Francia recuperó la ciudad.
En 1690, hubo una nueva guerra y un nuevo sitio a la ciudad por parte de los ingleses, pero su gobernador Frontenac resiste desde su elevado bastión. Más tarde, Québec moderniza al estilo clásico sus fortificaciones.
Por último, en 1756, comienza la guerra de los Siete Años, que enfrenta a Francia y Austria con Inglaterra y Prusia.
El 26 de junio de 1759, los 27.000 ingleses del general Wolfe, a bordo de 277 buques de guerra. Los ingleses practicaron tres meses de asedio y bombardeos a los franceses dirigidos por el general Montcalm, en la batalla de las Llanuras de Abraham. al otro lado de las murallas de la ciudad.
El 13 de setiembre, los ingleses practican una estratagema de guerra tan curiosa que uno se pregunta cómo pudo tener éxito: amparándose en la noche y la niebla, algunos marinos ingleses se hacen pasar por un transporte de avituallamiento amigo y ponen pie en la retaguardia del dispositivo francés, dónde no se les esperaba, a unos 20 km del general Montcalm y de sus mejores tropas, que no llegan a tiempo para enderezar la situación. El 18, cae la plaza, pero sus dos jefes Wolfe y Montcalm mueren en la contienda.
En 1763, el tratado de París cede a Inglaterra el Canadá francés, sin que Voltaire, expresando la opinión pública, se vista de duelo por esas "pocas fanegas de nieve"
La ciudad puede dividirse en tres zonas: la Basse Ville, la Haute Ville y la expansión extra-muros con la Grande Allée como eje principal.
Comenzamos nuestro recorrido por la ciudad en la pintoresca plaza de Armas, con su Monument de la Foi en el centro y rodeada de casas antiguas, el Palais de Justice y la Catedral Anglicana. Este es el corazón de la ciudad alta y está llena de paseantes y artistas en estos meses de verano.
El hotel Fairmont Le Château Frontenac es el edificio mas emblemático de Québec y uno de los más espectaculares hoteles del mundo, está inspirado en los palacios renacentistas franceses y domina con su masa imponente, tanto la ciudad como los muelles del San Lorenzo. Fue construido como hotel en 1892 por la Canadian Pacific Railroad, la compañía del ferrocarril.
La Terrasse Dufferin es una amplia pasarela de madera que recorre el Cap Diamante desde el Fairmont haya el borde de la Ciudadela, con magnificas vistas sobre los Montes Laurentinos y la Isla de Orleans.
En la Haute-Ville donde se encuentran también la Basilique Notre-Dame-de-Quebec, la catedral católica de Quebec.
Más allá de las murallas se extiende Grande Allée, donde se encuentra el Hotel du Parlament, un majestuoso edificio Segundo Imperio, de 1886 . Es la sede de la Assemblée Nationale, el Parlamento provincial.
La Basse-Ville, la parte más antigua que se extiende de forma desordenada por las orillas del río San Lorenzo. La calle del Petit-Champlain se ha convertido en el punto más animado de la Basse-Ville, una vez que sus casas fueron rehabilitadas y convertidas en 50 tiendas de arte y restaurantes.
La Plaza Real, con edificios de los siglos XVIII y XIX mantiene todo su antiguo esplendor. Fue convertida en mercado en 1673 por el gobernador colonial Frontenac y hoy se conserva prácticamente igual que en el XVIII.
Al anochecer, nos dirigimos al Vieux Port, para asistir a una excelente función de circo realizada por los estudiantes de la Escuela del Cirque de Soleil. Os dejo unas fotos que tomé durante el espectáculo:
El ambiente europeo, la arquitectura y la crucial importancia histórica de la ciudad contribuyeron a que ésta fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985
Descubierta por el explorador francés Jacques Cartier, fue fundada como ciudad en 1608 por Samuel de Champlain, la ciudad antigua con sus viejas casas, sus tortuosas calles adoquinadas, sus escaleras... parece traída directamente de Francia.
Tal situación explica la historia militar de Québec, tan agitada como la de una plaza fuerte de la vieja Europa. A partir de 1667, los ingleses, en guerra con Francia, comenzaron a echarle el ojo al imperio levantado más allá del Atlántico por los Cartier, los Champlain y sus acompañantes aventureros.
Desde sus bases de Nueva Inglaterra, no cesaron de atacar a Québec, tanto por mar como por tierra. En 1669, Champlain capituló tras un año de sitio, una vez se hubieses agotado todas sus municiones, en una corta batalla campal que tuvo lugar en la zona de la ciudad que hoy se conoce como los Campos de Batalla.
No obstante, como supieron los ciudadanos de Québec y los ingleses más tarde, la paz había sido firmada en Europa y los ingleses tuvieron que retirarse y Francia recuperó la ciudad.
En 1690, hubo una nueva guerra y un nuevo sitio a la ciudad por parte de los ingleses, pero su gobernador Frontenac resiste desde su elevado bastión. Más tarde, Québec moderniza al estilo clásico sus fortificaciones.
Por último, en 1756, comienza la guerra de los Siete Años, que enfrenta a Francia y Austria con Inglaterra y Prusia.
El 26 de junio de 1759, los 27.000 ingleses del general Wolfe, a bordo de 277 buques de guerra. Los ingleses practicaron tres meses de asedio y bombardeos a los franceses dirigidos por el general Montcalm, en la batalla de las Llanuras de Abraham. al otro lado de las murallas de la ciudad.
El 13 de setiembre, los ingleses practican una estratagema de guerra tan curiosa que uno se pregunta cómo pudo tener éxito: amparándose en la noche y la niebla, algunos marinos ingleses se hacen pasar por un transporte de avituallamiento amigo y ponen pie en la retaguardia del dispositivo francés, dónde no se les esperaba, a unos 20 km del general Montcalm y de sus mejores tropas, que no llegan a tiempo para enderezar la situación. El 18, cae la plaza, pero sus dos jefes Wolfe y Montcalm mueren en la contienda.
En 1763, el tratado de París cede a Inglaterra el Canadá francés, sin que Voltaire, expresando la opinión pública, se vista de duelo por esas "pocas fanegas de nieve"
La ciudad puede dividirse en tres zonas: la Basse Ville, la Haute Ville y la expansión extra-muros con la Grande Allée como eje principal.
Comenzamos nuestro recorrido por la ciudad en la pintoresca plaza de Armas, con su Monument de la Foi en el centro y rodeada de casas antiguas, el Palais de Justice y la Catedral Anglicana. Este es el corazón de la ciudad alta y está llena de paseantes y artistas en estos meses de verano.
El hotel Fairmont Le Château Frontenac es el edificio mas emblemático de Québec y uno de los más espectaculares hoteles del mundo, está inspirado en los palacios renacentistas franceses y domina con su masa imponente, tanto la ciudad como los muelles del San Lorenzo. Fue construido como hotel en 1892 por la Canadian Pacific Railroad, la compañía del ferrocarril.
La Terrasse Dufferin es una amplia pasarela de madera que recorre el Cap Diamante desde el Fairmont haya el borde de la Ciudadela, con magnificas vistas sobre los Montes Laurentinos y la Isla de Orleans.
En la Haute-Ville donde se encuentran también la Basilique Notre-Dame-de-Quebec, la catedral católica de Quebec.
Más allá de las murallas se extiende Grande Allée, donde se encuentra el Hotel du Parlament, un majestuoso edificio Segundo Imperio, de 1886 . Es la sede de la Assemblée Nationale, el Parlamento provincial.
La Basse-Ville, la parte más antigua que se extiende de forma desordenada por las orillas del río San Lorenzo. La calle del Petit-Champlain se ha convertido en el punto más animado de la Basse-Ville, una vez que sus casas fueron rehabilitadas y convertidas en 50 tiendas de arte y restaurantes.
La Plaza Real, con edificios de los siglos XVIII y XIX mantiene todo su antiguo esplendor. Fue convertida en mercado en 1673 por el gobernador colonial Frontenac y hoy se conserva prácticamente igual que en el XVIII.
Al anochecer, nos dirigimos al Vieux Port, para asistir a una excelente función de circo realizada por los estudiantes de la Escuela del Cirque de Soleil. Os dejo unas fotos que tomé durante el espectáculo:
El ambiente europeo, la arquitectura y la crucial importancia histórica de la ciudad contribuyeron a que ésta fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985
Impresionante ciudad. Le tengo muchas ganas y me gustaría incluir algún avistamiento de ballenas en el río. Canadá es uno de mis países favoritos.
ResponderEliminarGracias por seguir comentando en este blog. Canadá es un gran país con enormes posibilidades. Nosotros vimos unas orcas whale en el recorrido entre Vancouver y Victoria.
ResponderEliminar