¿Qué hay que ver en Nápoles, en un día?


Nápoles, ciudad frenética y abigarrada, está dominada por una gran vitalidad y un abundante colorido en un escenario dominado por un caos urbano impresionante. 

Una deslumbrante arquitectura y unas plazas monumentales dan un toque aristocrático a las calles congestionadas de vespas y otras motocicletas.


Si tenemos que dejar el coche, lo mejor es el Parcheggio Napoli Centrale, en la estación central de ferrocarril, ubicada en la enorme Piaza Garibaldi. Desde la estación central, nos dirigimos por la mañana al Mercado di Porta Solana.



Desde allí, elegimos ir al Duomo, conocida como la Catedral de Santa María de la Asunción, de dimensiones espectaculares.

La catedral alberga la reliquia de la sangre licuada de San Gennaro, un mártir cristiano que vivió en el siglo III. Su sangre se considera un importante objeto de devoción en Nápoles. El día de San Gennaro se produce la licuefacción de la sangre que se encuentra en estado sólido durante todo el año y se vuelve líquida durante la celebración en presencia de todos los fieles. Este fenómeno, que los creyentes consideran un milagro, es un signo de la protección continua de San Gennaro sobre la ciudad de Nápoles y sus habitantes.  Nosotros estábamos allí para ser testigos del milagro y el prelado nos mostró muy de cerca . Aquí tenéis la fotografía que lo testifica.


La Capilla de San Gennaro está ubicada en la cripta del Duomo de Nápoles, es el lugar que alberga la famosa estatua de un noble arrodillado conocida como el "San Gennaro Sacerdote". La estatua es una representación esculpida de un hombre noble vestido con atuendos de la época y se le muestra en una actitud de veneración, arrodillado ante el altar de la capilla y su acto de oración y adoración simboliza la profunda devoción de la ciudad de Nápoles al santo patrón y su protección.

Continuamos por la zona conocida como Spaccanapoli, a través de Via Tribunali hasta llegar a Via San Gregorio Armeno o Strata dil Pesebre”, calle que recoge en sus locales los talleres artesanos de belenes de fama mundial y una de las mayores atracciones de la ciudad. 


Entraremos en la Iglesia de S. Gregorio Armeno.

Muy cerca, está la Piazza Gerolomini en la que hay un mural de Banksy.

Después de todo este recorrido se puede almorzar en la pizzería más famosa de Nápoles, Sorbillo o probar alguno de los dulces típicos napolitanos como el Baba en Leopoldo. 

 

Nuestro día continúa por el centro de la ciudad, atravesando la Piazzeta Nilo, la Piazza San Domenico, con la basílica y el obelisco del mismo nombre, desde donde continuaremos hasta la Piazza del Gessu Novo, donde se encuentran el Monasterio de Santa Chiara, la Iglesia del Gessu y el impresionante obelisco de la Inmaculada. 


Bajando por Vía Toledo, la calle comercial de Nápoles, Podemos optar por bajar caminando hasta llegar al conocido como Quartiere Spagnolo, que guarda la auténtica esencia napolitana con callecitas estrechas donde perderse y observar la vida local.

Regresamos a la Via Toledo hasta llegar a la Galería Umberto I y la Piazza Plebiscito, posiblemente la más bonita de la ciudad donde podemos visitar la Basílica Real Pontificia de San Francisco de Paula, el Palacio Real (justo detrás está el Vesubio), el Teatro de San Carlo y el Palacio Salerno. 

Aquí se encuentra el histórico Gran Caffé Gambrinus, un majestuoso local de final del siglo XIX donde se reunían los ricos y famosos, entre ellos Oscar Wilde y en el que podemos tomar un buen café, contemplando la Plaza del Plebiscito desde la terraza.


La siguiente parada de nuestro recorrido es el conocido como Castel Nuovo o Maschio Angioino, que se remonta a la época del Reino Aragón, Nápoles y las dos Sicilias (s. XII). 


Desde allí, con la bahía de Nápoles y el Vesubio como telón de fondo, recorreremos el paseo marítimo del Lungomare hasta llegar el Castel dell´Ovo situado en un islote que se adentra hacia el mar, para ver atardecer desde las almenas de esta fortificación y acabar comiendo un plato de pescado en alguno de los preciosos restaurantes que se encuentran junto a él, en el precioso Puerto de Santa Lucía. 


Aún nos queda un castillo, allá arriba en la montaña, se trata del Castillo de San Telmo desde el que se pueden disfrutar unas vistas inigualables de la ciudad, la campiña circundante y la bahía de Nápoles











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