Con Carlos he compartido algunos viajes. No muchos. Alguna reunión con el “management” de la región mediterránea (Italia, Grecia, Francia, Marruecos, Suiza, etc., que yo recuerde ahora) y últimamente algunos más visitando clientes en España y Portugal.
Es precisamente durante el viaje de regreso a Madrid de su despedida y de mi presentación en Portugal que Carlos nos contó (a Virginia y a mi) en la cola de embarque en aeropuerto de Lisboa un viaje maravilloso. El viaje que había realizado con su nieto el fin de semana anterior.
Un viaje a un país muy lejano. Un viaje lleno de aventuras. Un viaje lleno de emociones (en mayúsculas).
No recuerdo de que estábamos hablando, pero Carlos nos acabó contando su tarde de “abuelo” cuidando de su nieto el fin de semana anterior.
Nos contó su último viaje a África a través de las fotografías que miraban junto a su nieto en su ordenador. ¡Un viaje a África en toda regla! Un viaje ataviados con vestidos de exploradores (literal) y simulando sonidos de lugares insólitos y rugidos de animales salvajes.
Desde su estudio, con sus fotografías y con la imaginación, abuelo y nieto viajaron a África una tarde de sábado.
Lo más maravilloso, es que a través de su apasionado relato, también viajamos a África Virginia y yo desde la cola de embarque de un avión que nos llevó a Madrid pasando por un continente lleno de animales y aventuras.
Cuando Carlos habla de sus viajes no puede ocultar su pasión por viajar. Le cambia la cara.
En este caso, a su pasión por viajar se le unía su amor por sus nieto. ¡Cóctel explosivo de pasión!
Carlos, gracias por compartir tus pasiones con los demás.
Marc Gómez