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Recuerdo de Cachemira

Al oeste del Himalaya, Cachemira ocupa el extenso valle del río Jhelum.  El río, en plenas estribaciones del Himalaya va dando lugar a una sucesión de lagos, creando una especie de cuenca de alta montaña de 130 km de largo, con una anchura de unos 50 km y una altitud media de 1.700 m sobre el nivel del mar.  

Su temperatura media en verano es de 20-25 ºC, contrastando con las tórridas temperaturas del resto de la India.  De hecho, desde hace siglos, es un estupendo lugar de vacaciones.  También, por esta razón, fue elegida como residencia estival por numerosos altos cargos del Ejército y de la Administración británicos. 

Al leer un post sobre Cachemira en otro blog de viajes, me he animado a desempolvar los recuerdos que de tan formidable lugar guardo en mi álbum de fotografías. Así que me he puesto a scannear varias de las fotos "de aspecto vintage" más significativas de lo que fue la última etapa de un largo viaje a través de la India, Nepal y Thailandia. 


En 1979, una situación de over-booking en el aeropuerto de Bangkok, nos hizo asumir el riesgo y realizar nuestro viaje a Srinagar a través de Calcuta y de Delhi.


Srinagar, la capital de Cachemira, es la ciudad de los canales.  En las orillas del Jhelum están amarradas las casas-barco en las que viven las familias.  La mayor parte de las embarcaciones son de madera decorada.  Una imponente fortaleza, el Hari Parbbat, domina por completo la ciudad desde lo alto de una cercana colina, encargada por Akbar, el más grande de los emperadores mogoles de la India.


Las mujeres lavan la ropa, preparan los alimentos, cogen el agua directamente del río sacando el brazo por la ventana de la casa barco. Por la tarde, se las puede ver pacíficamente paseando a sus niños en sus shikaras. 



El río, cuyos meandros son 

franqueados por nueve puentes de madera, divide la ciudad en diferentes barrios con un elevado número de casas de madera.  En las callejuelas, se suceden tiendas y bazares: los sastres (acurrucados en su máquina de coser accionada a mano), los carniceros, los peleteros, los zapateros a medida, las joyerías, etc…  

También hay que detenerse en las mezquitas como las de Dastgir, Jama y  Shah Hamden, esta última es la edificación alta de madera que aparece en las fotos de perspectiva de la ciudad.


Una buena forma de ver la ciudad es recorriendo el río en shikara, ya que gran parte de la vida de la ciudad discurre en sus orillas



Las mujeres llevan el burka (la burga, dicen aquí), un velo que las cubre por entero. Al nivel de los ojos, un cañamazo permite que puedan ver.

Nos quedamos profundamente sorprendidos al ver a estas mujeres.  Tengo que reconocer que era la primera vez que me encontraba con esta manera de vestir.  Era un presagio del dominio que iba tomando la religión y de los conflictos y el aislamiento al que se ha sometido a esta región durante años.



¿Qué es un house-boat o casa-barco?:  Una casa flotante, un barco amarrado al borde del río o de alguno de los lagos.  Los británicos que estaban en India, buscaban huir del fuerte calor húmedo del verano y ... descubrieron este valle feliz, de clima ideal.  El gobierno del maharajá prohibía a los extranjeros construir o adquirir una construcción... se inventó, entonces, la casa-barco.


Estas embarcaciones alargadas que se alquilan a los viajeros están diseñadas, desde entonces, en un ambiente muy "british" ya que tienen un salón-comedor y varios dormitorios.  Las comidas son preparadas en otra embarcación adyacente donde suele vivir el personal de servicio.  Un ambiente muy especial reina en estas casas flotantes con techos de marquetería, con muebles ingleses, con mesas llenas de pétalos de flores, con libros en inglés para poder disfrutar de su lectura, con su terraza exterior...  En nuestro caso, los seis nos alojamos en una casa-barco con tres dormitorios y dos cuartos de baño, además del living-room y la terraza exterior.  Seis personas, incluido el barquero de la shikara, nos atendían para que no nos faltase de nada.  El camarero, aunque descalzo, servía la comida con librea y guantes blancos.

La lírica elección de los nombres de las casas flotantes refleja el carácter de sosiego vacacional: "Perla de Cachemira", "Príncipe de Bombay", "Joya del Lago",  "Jardín del Maharajá"... 



Apenas un nuevo inquilino toma posesión de su house-boat, la noticia se extiende como la pólvora.  Enseguida se desencadena el baile de shikaras de todos los pequeños comerciantes: el vendedor de gladiolos y dalias, el comerciante de pieles, el de telas bordadas, el de las cajitas de papier-maché, el de los chales hechos con las lanas de cachemir....


Por las ventanas, ampliamente abiertas, se puede admirar el lago Dal y las montañas que enmarcan la maravillosa vista del agua, más allá de las cuales se encuentra la región de Ladakh.   El único ruido que se escucha procede del chapotear de las shikaras que se cruzan en el río, la cantinela de un comerciante en barca que anuncia que trae verduras y flores y los gritos de los niños que nadan y juegan en el agua.  Todas las casas disponen de una shikara, especie de góndola cachemir, dotada de un largo y ancho sofá en el que sentarse o tumbarse protegido por un toldo.



Para los emperadores mogoles, el lado Dal tuvo la aureola de "Paraíso en la Tierra" y su clima agradable en verano, atrajeron a los occidentales que levantaron casas en madera en las orillas del lago.  


Una vida intensa anima el lago, constantemente surcado de shikaras.  En los mercados flotantes, se comercia o se intercambian frutas, verduras, pescado, piezas artesanía, cacharros…  desde las mismas shikaras.  Todo el mundo, los que venden y los que compran se cruzan en barca en un lenta travesía cuyo ritual está muy bien definido. Aquí, en el mercado, todos son hombres, está reservado solo para los hombres.




Quizás la mejor hora para el paseo sea al amanecer, cuando todo es silencio, el canal principal está vacío y solo se oye el ruido del remos cortando el agua y la shikara deslizando. 

Tumbado sobre cojines, conducido por un batelero que maniobra con un remo en forma de corazón, se boga por aguas cubiertas de finas plantas acuáticas y de nenúfares.  En julio, se produce una eclosión de flores de loto de color rosa.  

En la foto están: Cristina, Begoña, Álvaro y Juancho.  Yo estaba detrás de la cámara, claro.



Antes de la llegada de los ingleses, Cachemira era uno de los lugares de estancia favoritos de los emperadores mogoles, que crearon encantadores jardines a las orillas del lago, son los conocidos como Jardines Mogoles.  Uno de ellos, el más famoso, es el de Shalimar o Jardín del Amor, encargado por por el emperador Jehandir como regalo a su esposa Nur Jenah hace más de cuatrocientos años, en el que, entre las flores se elevan pabellones de mármol y muchas fuentes que conectan las terrazas ajardinadas integradas en la pendiente de la montaña y convierten el paisaje en un conjunto de pequeñas cascadas que conducen al río.  



Los jardines mogoles buscan el sentido de la perspectiva, la armonía del diseño y la espectacularidad de sus elementos, así como el colorido de sus macizos de flores.

En estos días de 1979, se inauguraba la Mezquita Nueva o de Hazratbal.  Hicimos una excursión en shikara hasta el lugar de su construcción, rodeado por un mercado, y pude realizar esta fotografía


Cachemira gozó de mayor independencia que otros estados indios durante la dominación británica, de forma que la Corona estaba representada por un "Residente", correspondiendo el gobierno al maharajá.  Esta puede ser la causa del creciente sentimiento independista que ha llevado a esta región a unas condiciones muy difíciles de crispación e inseguridad que afectan a la convivencia.

El viajero se sorprenderá al descubrir la delicaleza de los famosos chales de Cachemira fabricados por hombres con lana pashmina, hecha de suave pelo de cabra.  Cachemira también se distingue por las nadas, alfombras populares de lana prensada y bordados en uno o dos colores, que son muy baratas.

El lago Dal ofrece, además, las artesanías de cajas realizadas en madera labrada o en papier maché, de todos los tamaños, formas y dibujos. 

Nos quedó el gran recuerdo de haber descansado en un lugar paradisíaco, el que para muchos autores es la imagen del paraíso,  después de un larguísimo viaje de veintiséis días. 

Ahora, podéis comparar con el excelente post del blog Trajinando por el Mundo, muy actual.  El link es el siguiente.  http://trajinandoporelmundo.com/cachemira-water-trekking-srinagar/









Jaipur, la ciudad rosa de la India

Jaipur es la capital del Estado de Rajasthan y es mundialmente conocida como la "Ciudad Rosa", precisamente por tratarse del color dominante en la misma. El rosa, en la India, es el color que simboliza la hospitalidad.

Jaipur fue fundada en 1727 por un príncipe erudito, Jai Singh II, apasionado por la astronomía.  Este príncipe diseñó Jaipur con un urbanismo precursor, con amplias avenidas a diferencia de la gran mayoría de ciudades hindúes.  El diseño original consistía en seis manzanas rectangulares que estaban rodeadas por una muralla defensiva, tal y como se establecía en el Shilpa-Shastra, un antiguo tratado hindú sobre arquitectura y urbanismo. Las construcciones dentro del recinto amurallado tenían que ser de color rosa, decoradas con motivos en blanco.



No se puede entender Jaipur, ni esta zona de la India, sin saber quiénes era los maharajás.  Rudyard Kipling decía, al hablar de los maharajás, que: "estos hombres han sido creados por la Providencia a fin de proveer al mundo de decorados pintorescos, historias de tigres y espectáculos grandiosos".  Los maharajás, cuyo título significa "gran rey" eran príncipes locales. 

En este país místico, se atribuía el poder de los maharajás a un origen divino, merecían, por tanto, todo el respeto y obediencia de sus súbditos.  Estos súbditos no protestaban ante las importantes cargas e impuestos que les aplicaban sus príncipes locales.  Entre los tributos destacaba el pago del peso del soberano en oro.  La gloria del príncipe se ponía de manifiesto en las múltiples festividades religiosas y populares que se organizaban en su honor.

En 1947, la independencia hizo sonar la campana final de su poderío. Sin embargo, el Estado hizo concesiones a los maharajás con el fin de que aceptasen integrar pacíficamente sus reinos en la Unión, ya que los 565 maharajás que todavía reinaban en 1947 poseían, entre todos ellos, un tercio del territorio de la India y gobernaban a la cuarta parte de su población.  

Su período de fasto no sobrevivió al imperio británico, ya que la República India no podía tolerar privilegios tan desorbitados.  Hasta la Segunda Guerra Mundial, el mundo entero estaba al corriente de sus extravagancias.


Cada barrio de la Ciudad Rosa es la sede de alguna actividad o comercio:

   - El Johari Bazaar es el barrio de la plata y las piedras preciosas
   - El Tripolia Bazaar, el de los objetos de latón y utensilios del hogar
   - El Bapu Bazaar, el de los perfumes, los tejidos y los zapatos de piel de camello
   - El Chandpol Bazaar, el de las baratijas
   - El Suraj Pole Bazaar es el de los elefantes

Recuerdo haber recorrido el centro de la ciudad en rishaw, una taxi-bicicleta conducido por un alto y desgarbado hindú, muy atento.  El fue nuestro transportista y guía por el centro de la Ciudad Rosa.



En el centro de la ciudad está el complejo palaciego de la Ciudad Palacio, cuyo exponente más emblemático es el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos, magnifico ejemplo del arte rajput.  Aunque solo tiene dos pisos, su curiosa fachada roja de cinco pisos de diferente anchura está agujereada por multitud de aberturas (953 ventanas) protegidas por pantallas semi-octogonales de piedra calada finamente labradas a través de las cuales, las personalidades de la corte y las mujeres del harén podían contemplar la vida cotidiana, los espectáculos y fiestas de la calle...  al abrigo de miradas indiscretas.  Fue construido en 1799 por Lal Chand Usta como pedido del maharajá Sawai Pratap Singh, que quería una extensión de la cámara de las mujeres destinada al harén.

A algunos kilómetros de Jaipur, Amber, abandonada cuando el maharajá Jai Singh II fundó Jaipur y decidió instalarse allí.  Se trata de una ciudad escalonada en terrazas sobre una colina que está coronada por una antigua fortaleza conocida como el Fuerte Amber, que fué construido por el maharajá Man Singh en 1592.



A lo largo de 150 años el palacio fue modificado por las dinastías reinantes, hasta que en 1727, con la decadencia del poder mogol, Jai Singh II pensó que había llegado el momento de trasladarse a la llanura, a la ciudad de Jaipur que él mismo había diseñado.


 



Lo que hoy se conoce como fuerte Amber fue originalmente un complejo palaciego dentro del fuerte Jaigarh, situado sobre una colina que domina todo el valle y el lago Maotha.  El fuerte es casi inexpugnable por su ubicación y enormes murallas de 18 km de longitud.

Me queda, cómo no, el recuerdo de esa subida a lomos de elefante a la colina presidida por el Fuerte.  A "los mandos" del elefante, un niño de apenas 12 años equipado de un tosco artilugio en forma de gran garfio acabado en una afilada punta con la que golpeaba al elefante en la mismísima testuz.



Quizás, también con el encuentro con este shadu de Amber que veis en la foto, con el típico pelo largo y con la cara y el cuerpo pintado de colores. Se trata de uno de tantos místicos del hinduismo. Los shadus han renunciado a los placeres mundanos y se dedican a la meditación y a la vida contemplativapractican yoga, llevan una vida de monjes errantes, lo poco que comen o tienen lo obtienen de la caridadSon bastante respetados y se les permite el uso de hachís y cannabis pese a que su consumo es ilegal en India.

El estilo de vida sadhu corresponde con la última, y cuarta, de las etapas en la vida de un hinduista, que se estructura de forma que las personas que practiquen esta religión deben pasar primero por los estudios, luego por ser padres, más tarde peregrinos y por último sadhus. Esta última etapa es un paso previo para alcanzar el Nirvana antes de la muerte y posterior reencarnación.


Mi historia de este viaje:

En 1979, Begoña, filóloga inglesa y aragonesa recibe una propuesta interesante de Manolo Buitrón, el emprendedor, creador y dueño de la mayorista Politours, que quiso compartir con sus amigos más directos antes de dar su aceptación.   Se trataba de el ofrecimiento de un trabajo como guía-acompañante de grupo del ya entonces famoso y largo recorrido de Politours a India, Nepal, Thailandia y Cachemira.

Comprometidos en ayudar a Begoña en su tarea, Álvaro, Cristina, Juancho, Carmen y yo nos constituimos en el grupo acompañante de la guía-acompañante de grupo.  De esta manera, nos embarcamos en este apasionante recorrido que nos permitió conocer ciudades como: Nueva Delhi, Agra (con Sicandra y Fatehpur-Sikri y la descrita Jaipur, todas ellas en la India.  En Nepal, el Valle de Kathmandu con Pashupatinath, Bodnath, Bhadgaon, Swayambunath y Patan.  En Thailandia, Bangkok y alrededores.

Una situación de over-booking en el aeropuerto de Bangkok nos hizo asumir el riesgo de realizar nuestro regreso a Delhi a través de Calcuta.  Aprovechamos las 14 horas de escala en esta desconocida ciudad para conocer los lugares más emblemáticos de Calcuta.


La última etapa del viaje, Srinagar, capital de Cachemira y el Lago Dal en la que disfrutamos de la estancia en las famosas casa barco ancladas a  las orillas del lago, se describe en otro pose de este blog, que espero que también os guste