De vikingos y vascos en Estocolmo

Si alguna vez Carlos fue “la esencia de Carlos” eso fue en nuestro viaje a Estocolmo acompañando a la delegación del gobierno vasco en su benchmarking de la industria 4.0

Llegamos por la tarde un martes y, como teníamos tiempo, Carlos decidió que el taxi, en vez de dejarnos en el hotel, nos dejara a un par de kilómetros, así podríamos dar un bonito paseo por el centro de Estocolmo. Los hoteles estaban muy llenos esos días, así que Cristina nos había buscado “algo especial”.

No recuerdo bien donde empezamos a caminar, pero, al medio minuto, ya te podías dar cuenta de ese espíritu de viajero que Carlos tiene: ¿cuál es la distancia más corta entre dos puntos? La recta para mi, pero NO para un viajero. Carlos miró el mapa en el teléfono (solo una vez) y empezamos a serpentear por la calles principales, subir y bajar y fuimos a parar al Mälardrottningen Hotell & Restaurang un barco condicionado ahora como hotel. Carlos me contó que él había estado alojado allí hacía años cuando era un albergue en unos de sus primeros periplos norteeuropeos que le llevaron al círculo polar ártico usando el recién creado “Interrail”. 

Justo después tuve uno de los momentos “lonely planet” que solo con él puedes vivir: íbamos llegando a la plaza del ayuntamiento (ya la podía ver) y de repente Carlos dijo “No, por aquí no, vamos por allá”, yo pensé – No llegaremos nunca…- pero mientras andábamos Carlos me dijo –Es que es mejor entrar en la plaza por el suroeste porque la vista es mejor, te quedará a la izquierda XXXX y a la derecha YYY, cuando entremos ve girando tu cabeza de este a oeste y disfruta!”

¡Wow! ¡Eso me iluminó! Carlos sí estaba presente y viviendo el momento, yo solo transitaba por ahí. Pero que diferente se ve todo cuando lo miras con ojos de enamorado, y Carlos es un enamorado de este plantea, de la gente, de la belleza y de la inteligencia…y que feliz se es cuando uno está enamorado…habréis notado que Carlos transmite alegría y optimismo supongo….

Pues hablando de amor lo mejor estaba por llegar…Una vez terminado el tour por el centro finalmente llegamos al hotel….bueno en realidad era un apartamento alquilado con AirBnB. Un lugar muy interesante, un edificio antiguo, con vigas de madera y unos frescos pintados en el techo con escenas de vikingos….pero con dos dormitorios…y eramos 3…Carlos, Luis Thomas y yo. Bueeeno, quien ronca?? Como era el más bajito y joven me presenté voluntario para el sofá (de vez en cuando me toca en casa o sea que no fue un drama) y así pasamos la noche. Lo más divertido fue desayunar los tres en pijama en la mesa de la cocina unos Corn Flakes, me sentía en un piso de estudiante…eso sí estudiante senior.

La verdad, me lo pasé tan bien, que necesitaría dos paginas más pero con esta anécdota solo quería resaltar que lo que más me ha enseñado e impresionado de Carlos es la intensidad con que vive las cosas: desde la ingeniería, los clientes, un paseo o su familia. Y esa pasión, ese enamoramiento por los cosas es al final lo que te da la felicidad, la cual Carlos enseña y transmite…y eso no tiene precio.

Marc Segura


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