Voy a iniciar con el Mont Blanc, la montaña más alta de la Europa Occidental, una serie de reportajes dedicados a las montañas.
Recorrer montañas han sido una actividad muy importante en mi vida y de todos los que me han acompañado en tantas marchas y recorridos por el relieve accidentado de lugares maravillosos.
Cuántas aventuras se han desarrollado en un escenario de naturaleza intrincada, siguiendo el curso de los arroyos y torrentes, atravesando gargantas, buscando la orientación en frondosos bosques, sintiendo el vértigo del precipicio, respirando el viento de la altura, admirando inmensos panoramas, afianzando las piernas en el nevero, combatiendo el clima, ...
Desde pequeño, las cumbres de Peñalara, la Mujer Muerta, Siete Picos, el Montón de Trigo, el Noruego... se convirtieron en objetivos de innumerables marchas con el grupo de compañeros de colegio y amigos de Segovia: Fermín, Gonzalo, Huertas, Carmen, Isabel... juntos salíamos a pasar el día recorriendo las cumbres amables de las montañas de la sierra de Segovia, sin importarnos el tiempo ni las condiciones de nieve.
Dos veranos de campamento en las estribaciones de los Picos de Europa me dieron las claves de lo que ha sido mi pasión por la montaña. Pasión que he querido transmitir a mi familia por mi convicción en los valores que la montaña representa: compañerismo, trabajo en equipo, enfoque decidido en el objetivo, esfuerzo, respeto al medio ambiente, responsabilidad...
Es con mi familia con la que he disfrutado de las mejores experiencias, algunas de las cuales iré exponiendo en este blog: Ordesa-Monte Perdido, Picos de Europa, Veleta, Mot-Blanc, Dolomitas, Alpes del Tirol, Vercors, Monte Rosa y Cervino, etc…
El Mont Blanc, primera montaña de esta serie, tiene una altura oficial de 4.810,45 metros,según la última medición en septiembre de 2009. Está rodeado de valles con numerosos glaciares. Es la cima central del macizo del mismo nombre que se extiende entre las demarcaciones del Valle de Aosta (Italia) y de Alata Saboya (Francia).
Como curiosidad, la situación de la cima es compartida entre Italia y Francia por un tratado internacional de 1860. Si bien, las diferentes fuentes cartográficas de los dos países no siguen esta atribución y, así, los mapas del Instituto Geográfico Nacional de Francia incluyen toda la cumbre dentro de las propias fronteras, lo que contrasta con el mapa geográfico del Archivo de Estado de Turín, según el cual la cima es íntegramente italiana.
Subimos en teleférico hasta la Aiguille du Midi, cuya estación se encuentra el Piton Nord a unos 3.800 m , con una parada intermedia en el Plan de L'Aiguille, a 2.137 m. El último tramo desde el Plan hasta la Aiguille es espectacular con distancias entre la cabina y el suelo de más de 500 m.
Desde la terminal del teleférico se atraviesa un puente sobre un abismo impresionante y se asciende en ascensor al Piton Nord, el punto más alto de las Aiguilles, a 3.842 m.
Aunque la foto que sigue no es mía sino que está tomada de la red, refleja perfectamente la impresionante situación de la aguja y el paisaje que la rodea
La vía de los tres Mont Blanc, o «la Travesía», comienza en la estación del teleférico, dirección al col du Midi, para llegar al refugio de Cosmiques, antes de emprender la ascensión a la cima.
En 1760, Horace-Bénédict Saussare, un científico de Ginebra, estableció un premio a los primeros montañeros que consiguiesen encontrar una ruta hasta la cumbre del Mont Blanc. Se sucedieron varios intentos, hasta que el día 8 de agosto de 1786, en el que dos aficionados bien entrenados de Chamonix, Jacques Balmat y el científico Michel Gabriel Paccard, quien quería utilizar un barómetro aneroide a esa atura, consiguieron ser los primeros en subir y bajaron sanos y salvos. En la cima se quedaron durante media hora, el tiempo suficiente para que Paccard pudiera comprobar la presión atmosférica aplicando la teoría del principio de Torricelli, confirmando la teoría de Pascal sobre la reducción de la presión al aumentar la altitud.
Un fenómeno muy llamativo son los grandes glaciares que descienden por los valles del Mont Blanc, el más importante es el de Bossons, el mayor de Europa Occidental. El glaciar de Bossons es el único que se alimenta directamenta del permafrost (casquete helado) de la cumbre del Mont Blanc; baja hacia el valle de Chamonix salvando un desnivel de 3.400 metros. El glaciar de Bossons, en los primeros años del siglo XX llegaba hasta el fondo del valle a sólo 1.000 metros de altitud. En la actualidad ha retrocedido hasta los 1.400 metros.
En el verano de 1741, el viajero inglés Willian Windham organizó junto con Richard Pococke una expedición de descubrimiento al valle de Chamonix, que tenía entonces la reputación de ser un lugar inhóspito y peligroso. Subieron hasta el lugar llamado Montevers, en el lateral del glaciar que Windham bautizó como Mer de Glace (Mar de Hielo).
A principios del siglo XX, en 1909 se inauguró la línea de ferrocarril a Montevers, que permitía subir de Chamonix al glaciar Mer de Glace, un prodigio de la ingeniería suiza de la época, con tecnología de trenes de cremallera de Brown Boveri. Este tren permite que cada año, miles de viajeros se acerquen al glaciar y contemplen el impresionante cuadro que representa el pico llamado "el obelisco del Dru" y la lengua del glaciar.
Lo dicho, más montañas y aventuras en próximos capítulos de este blog
Si, de lo mejorcito que hemos hecho. Mencionaría también la bajada impresionante a pie de la mer de glace a Chamonix. Rompe articulaciones de las piernas. O las tormentas del camping Les deux glaciers. Truenos interminables rebotando en todas la montanas del circo.
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