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Avistando ballenas en Cabo San Lucas (México)

El Cabo San Lucas se encuentra en México, en el extremo sur de la estrecha península de Baja California. En este punto, también conocido como el Fin de la Tierra o Finisterre, se unen las aguas del Océano Pacífico con las del mar interior del golfo de California. Sus coordenadas son: 22,88º de latitud norte y 109,90º de longitud oeste.



El símbolo de Los Cabos, y en particular, de Cabo San Lucas, es el Arco de Piedra que se yergue en el punto en el que el Mar de Cortes se encuentra con el Océano Pacifico.  Muestra su belleza junto con los islotes salteados, los picos de las montañas de Sierra de la Laguna, la arena dorada de las playas y el enorme mar.  El Arco de Piedra, recientemente, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el capítulo de : Islas y Áreas Protegidas del Golfo de California.



Las estrías de las rocas de este final de la tierra se encogen hacia atrás como si la tierra se resistiese a acabar en este punto desafiando la teoría de la verticalidad de la fuerza de la gravedad.


















En el área de Cabo San Lucas se encuentra la gran Playa Médano, la principal y más concurrida, en la que se encuentran los principales hoteles y las agencias que ofrecen innumerables actividades acuáticas a los turistas que acuden a la zona, tales como: la pesca del merlín, buceo, cruceros y paseos en barco, avistamiento de ballenas y de leones marinos, buceo, vela, etc...



El hotel de las fotografías es el Meliá cabo San Lucas, un excelente hotel muy bien ubicado en el centro de todo lo que hay que ver y hacer en esta punta del mundo.

















Muy cerca del Arco se encuentra la tranquila Playa del Amor a la que se llega en barca a motor, después de un pequeño recorrido.





Desde esta playa el paisaje es excepcional con los islotes al frente, el Arco y la Sierra, el océano y el mar. Todas las sensaciones se dan cita en este lugar tan singular, irrepetible en el mundo.



Entre los grandes peñascos del Finisterre se encuentra una importante colonia de focas y leones marinos y un buen número de oscuros cormoranes.












































Uno de los principales atractivos de Cabo San Lucas es la inigualable experiencia de observar a las ballenas. Cada año y puntualmente, durante los últimos diez días de diciembre y hasta el mes de marzo, comienzan a avistarse las ballenas jorobadas primero y luego las grises. 


Estos hermosos mamíferos pasan gran parte de sus vidas viajando, y en un período comprendido entre los meses de diciembre y marzo, visitan las costas de la península de Baja California, después de haber recorrido 10.000 kilómetros de una migración desde los mares del norte que comienza en los mares de Siberia y Alaska.  Las ballenas viajan para aparearse o dar a luz en las lagunas de Guerrero Negro, San Ignacio y Bahía Magdalena. 

Durante el avistamiento se pueden ver ballenas solas que vienen a aparearse, madres encintas o ya con sus recién nacidos. Es fácil distinguirlos, las ballenas adultas tienen un tamaño que no deja lugar a dudas, además su piel esta cicatrizada y cubierta de balanos y otros parásitos que forman extensas costras blancas, los ballenatos que aún tienen la cara de un limpio y lustroso color gris. 

México cuenta con el mayor Santuario Ballenero del mundo,  una superficie de 3.000.000 de m2 que incluso contiene una zona inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad con el nombre de Santuario de Ballenas de El Vizcaíno (reserva de la biosfera).  

Hay más de 31 especies de mamíferos marinos, 7 especies de tortugas marinas y 891 especies de peces que viven en las aguas de la reserva marina y están protegidas, entre las que destacan: la ballena gris y la jorobada, así como varios tipos de cachalotes, orcas y calderones.




Estuve en Baja California en 1991.  Después de aterrizar en La Paz, recorrimos una larguísima carretera en línea recta hasta la ciudad llamada Constitución.  La carretera Federal nº1 (también llamada Transpeninsular) atraviesa Baja California de norte a sur a través de un inmenso desierto poblado de cactus que le aportan un característico color verde, probablemente el desierto más "verde" del mundo. 

Baja California es un apéndice de 1.200 km. de longitud que separa el mar de Cortés del océano Pacífico. Baja, como la llaman los lugareños es un México diferente, un territorio indómito, casi salvaje. Enormes parajes de infinitos desiertos, salpicados de cactus.

Entre los cactus de Baja California se encuentran algunos de los más altos del mundo como el cartón gigante, que puede alcanzar hasta 18 metros de altura.




Constitución es, literalmente, un cruce de carreteras.  En este cruce, a la izquierda, sale la carretera a Puerto San Carlos.  El desierto se hace en este tramo más inhóspito.  Los zopilotes oteaban la carretera, encaramados en los altos cactus como si estuvieran expectantes de algún episodio que les permitiera obtener alimentos. Grandes escorpiones y una multitud de serpientes completaban la fauna de este biotopo tan especial.

En la proximidad de Puerto San Carlos se encontraba nuestro destino, una central eléctrica en construcción en la que pasamos unos días trabajando.

El Estado de Baja California Sur es un lugar cargado de contrastes, el árido desierto plagado de cactus que constituye el interior de la península está encajonado entre bellas playas desiertas y aguas de color turquesa.  Orientada al Oeste, la Costa de Puerto San Carlos permite contemplar unas excelentes puestas de sol


Playa de Baja California Sur, en el Océano Pacífico
Silueta cactus nopales al atardecer



 

25 años después... mi segundo Equinoccio en Teotihuacán (México) 2016

Cuando comencé este blog, hace ya algún tiempo, escribí lo siguiente :  

"otro año más llega la fecha en que el día y la noche son iguales, duran exactamente lo mismo; es el conocido equinoccio de primavera... Cada 21 de marzo a las 12 en punto del mediodía, el sol se encuentra en su vertical más perfecta y se da el fenómeno que permite que -según la tradición prehispánica- los hombres puedan captar el máximo de su energía en forma de radiación vital benefactora para todo el año".



En 1.991, pude acercarme desde Ciudad de México hasta Teotihuacán con la intención de tomar el equinoccio, siguiendo una histórica costumbre local. Algo de mágico debe tener tener Teotihuacán (el lugar donde renacen los dioses o donde los hombres se convierten en dioses) cuando el  destino ha querido que 25 años después, en 2016, haya podido repetir este momento a la misma hora y en el mismo lugar. Esta vez no me encontraba solo, mi inseparable Cristina, junto con Carlos y Ana, y mi nieto de un año, estuvimos compartiendo la jornada.

Teotihuacán, como saben,  fue inscrita en la lista del Patrimonio del la Humanidad por la UNESCO en 1987.

Recomiendo entrar por la puerta 2 (ya que hay menos colas) y contratar a uno de los guías locales que se ofrecen nada más pasar las taquillas de entrada.



La metrópolis de Teotihuacan tenía una planificación urbanística escrupulosa y muy avanzada, con un eje central de dos kilómetros de longitud (la Calzada de los Muertos) y una Ciudadela importante, rodeada de 15 pirámides monumentales.


En Teotihuacán todo es un misterio, no se sabe casi nada del pueblo que lo edificó, ni de las razones que llevaron a abandonarlo bruscamente. Se construyó entre los s. I a.C y el VII d.C., y llama mucho la atención la inspiración geométrica de su urbanismo .  

En el s. I a.C. y los s. I y II d.C. se construyeron los primeros edificios del recinto ceremonial: la Pirámide del Sol y, poco después, la de la Luna.  la construcción de estas dos imponentes pirámides marcó el inicio de un gran plan urbanístico, determinado principalmente por consideraciones de tipo astrológico además de por la voluntad de integrara en la ciudad el paisaje de los alrededores. En los s. II y III se produjo un intenso desarrollo urbano, alrededor de un eje central -denominado por los aztecas Miccaótli o Calzada de los Muertos-, en torno al cual levantaron numerosos edificios y plataformas.

Su época de mayor apogeo corresponde al Clásico Temprano de Mesoamérica (ss. II/III-VI).  Durante esta época, Teotihuacán fue una importante metrópolis gracias al comercio de obsidiana y llegó a tener 150.000 habitantes, la mayor y mas floreciente ciudad mesoamericana.  La ciudad estaba gobernada por soberanos considerados de origen divino que desempeñaban las funciones de maestros, asistidos por una cata sacerdotal formada por nobles y altos dignatarios.



La expansión de la ciudad se debió a la gran atracción ejercida por su recinto sagrado y su prosperidad se basaba principalmente en la explotación de la obsidiana, cuya ruta controlaban y ejercían un total control sobre el comercio de este mineral, clave en la economía mesoamericana.


Hacia el año 650 comenzó su paulatina decadencia. La población se fue reduciendo por factores de orden social y climático, no se sabe si por una invasión de tribus chichimecas, revueltas internas, una catástrofe natural o provocada .... En el siglo VIII alcanza ya el ocaso, aunque el valle no fue abandonado nunca. Aún no se conoce bien la causa de la decadencia y su total destrucción. Hacia el año 1000 d.C, la ciudad fue abandonada.


La gigantesca pirámide del Sol, de unos 70 m de altura, es el centro de la ciudad santa de Teotihuacán, tiene una base tan amplia como la de Keops en Egipto y estaba antaño coronada por un templo donde se pensaba residía el dios y en el que sólo los sacerdotes podían entrar.  Tiene 360 escalones que son bastante irregulares, altos y difíciles de subir y de bajar, hágalo con paciencia y precaución.  Es ésta la tercera pirámide más grande del mundo.


Al lado de la Pirámide de la Luna, más pequeña que la del Sol, se levantaban elegantes casas y los palacios que flanqueaban la Avenida de  la Muertos, el palacio de Quetzalpapalotl.  La pirámide mimetiza el contorno de la montaña Cerro Gordo, que está situada al norte de este lugar.  Su plataforma superior fue utilizada como altar de sacrificio para ceremonias en honor de los dioses de Teotihuacan: del Agua, de la Fertilidad, de la Tierra y de la Creación.  Las construcciones inferiores incluyen un altar central y cuatro cuerpos rectangulares en diagonal que forman la que se conoce como "Cruz de Teotihuacan"


En su época de mayor apogeo, Teotihuacán disponía de más de 2000 complejos de viviendas. Sus edificios destacan por una combinación tablero-talud, una innovación arquitectónica acuñada en la ciudad.  Disponían de un perfeccionado sistema de saneamiento e importantes reservas de agua. 



Todas las edificaciones estaban cubiertas de estuco y pintadas con motivos de índole religiosa.  Debía ser muy impresionante ver la ciudad totalmente decorada de llamativos colores.  Añado esta fotografía que recrea una de estas viviendas en el Museo de Antropología de Ciudad de México.


Un buen ejemplo in situ es el Patio de los Jaguares, divinidades relacionadas con la lluvia y la fertilidad.
  

El templo de Quetzalcóatl o de la Serpiente Emplumada, la creadora del hombre, está adornado con cabezas de serpiente rodeadas de un collarín de plumas que representan al dios Quetzalcóatl , que alternan con máscaras estilizadas que representan, probablemente, al dios Tlaloc, el dios de la lluvia. 

En esta pirámide, se han encontrado restos enterrados de víctimas humanas sacrificada, cuyas tumbas datan entre los años 150 y 200.


Su prestigio legendario como centro de culto se mantuvo hasta el punto de que los aztecas situaron en este lugar la cosmogonía de la Leyenda de los Soles.  Según las antiguas creencias de los pueblos naguas, el mundo se crea y acaba con una catástrofe.  A esos periodos de existencia les llamaban "soles".  Cuando el diluvio acabó el cuarto sol y los dioses, reunidos en Teotihuacán, decidieron volver a crear el mundo.  


Fue el padre Sahagún, cronista del séquito de Hernán Cortés,  quien recogió de boca de los mexicas esta leyenda que habla de la inmolación de los dioses antiguos para dar paso a la creación del Sol y la Luna, los dioses a quienes están dedicadas las dos magníficas pirámides.

De mi anterior artículo, conservo esta descripción, que coincide en lineas generales con las explicaciones de nuestro guía local. Dice así:
"Antes de que hubiese día, se reunieron los dioses en Teotihuacán y dijeron, ¿Quién alumbrará el mundo? Un dios rico (Tecuzitecatl), dijo yo tomo el cargo de alumbrar el mundo. ¿Quién será el otro?, y como nadie respondía, se lo ordenaron a otro dios que era pobre y buboso (Nanahuatzin). Después del nombramiento, los dos comenzaron a hacer penitencia y a elevar oraciones. El dios rico ofreció plumas valiosas de un ave que llamaban quetzal, pelotas de oro, piedras preciosas, coral e incienso de copal. El buboso (que se llamaba Nanauatzin), ofrecía cañas verdes, bolas de heno, espinas de maguey cubiertas con su sangre, y en lugar de copal, ofrecía las postillas de sus bubas. A la media noche se terminó la penitencia y comenzaron los oficios. Los dioses regalaron al dios rico un hermoso plumaje y una chaqueta de lienzo y al dios pobre, una estola de papel. Después encendieron fuego y ordenaron al dios rico que se metiera dentro. Pero tuvo miedo y se echó para atrás. Lo intentó de nuevo y volvió para atrás, así hasta cuatro veces. Entonces le tocó el turno a Nanauatzin que cerró los ojos y se metió en el fuego y ardió. Cuando el rico lo vio, le imitó. A continuación entró un águila, que también se quemó (por eso el águila tiene las plumas hoscas, color moreno muy oscuro o negrestinas, color negruzco); después entró un tigre que se chamuscó y quedó manchado de blanco y negro. Los dioses se sentaron entonces a esperar de qué parte saldría Nanauatzin; miraron hacia Oriente y vieron salir el Sol muy colorado; no le podían mirar y echaba rayos por todas partes. Volvieron a mirar hacia Oriente y vieron salir la Luna. Al principio los dos dioses resplandecían por igual, pero uno de los presentes arrojó un conejo a la cara del dios rico y de esa manera le disminuyó el resplandor. Todos se quedaron quietos sobre la tierra; después decidieron morir para dar de esa manera la vida al Sol y la Luna. Fue el Aire quien se encargó de matarlos y a continuación el Viento empezó a soplar y a mover, primero al Sol y más tarde a la Luna. Por eso sale el Sol durante el día y la Luna más tarde, por la noche." 




Equinoccio en la ciudad prehispánica de Teotihuacán 1991

Otro año más llega la fecha en que el día y la noche son iguales, duran exactamente lo mismo; es el conocido equinoccio de primavera.

En 1.991, por casualidades del destino, pude acercarme desde Ciudad de México (donde me encontraba por motivos de trabajo) hasta Teotihuacán con la intención de "tomar el equinoccio", siguiendo una histórica costumbre local.

Aunque la entrada de la primavera según el calendario gregoriano es variable en hora (y día) según el año en que nos encontremos, la tradición lleva a celebrar este equinoccio el 21 de marzo a las 12 en punto del mediodía,  En ese momento el sol se encuentra en su vertical más perfecta y se da el fenómeno que permite que -según la tradición prehispánica- los hombres puedan captar el máximo de su energía en forma de radiación vital benefactora para todo el año.

A 50 km. de Ciudad de México se encuentra el paraje arqueológico de Teotihuacán, una de las ciudades precolombinas más importantes de Mesoamérica, " el lugar donde fueron hechos los dioses" en lengua náhuatl, que constituye un conjunto gigantesco de 6 km de largo por 4 de ancho, a un lado y a otro de la avenida de los Muertos. Una superficie mayor que la de la Roma Imperial. 


El equinoccio de primavera llenó Teotihuacán de miles de personas vistiendo ropas blancas, paliacates rojos y miles de afanes en busca de energía.

Para estar lo más cerca posible del astro solar, hay que subir 360 escalones de la Pirámide del Sol y, al llegar a su cima, alzar las manos y recibir al sol.

Para otros ni siquiera es necesario subir la pirámide, basta con el sólo hecho de estar aquí, en Teotihuacán, justo a la entrada de la primavera para recibir las bondades del astro sol.



Bernardino Velázquez, campesino de Texcoco, señala: "Pues los aztecas dicen que hay que venir aquí, yo siento la energía en el cuerpo, en la familia hay un cambio, más que nada, un poco más de energía, salud".






María Florida, ama de casa, aseveró: "Hoy realmente entra el equinoccio de la primavera, según nuestros ancestros hay que pedirle a los seres universales de la madre naturaleza la ayuda para todo lo que tenemos en la vida".

Un apretado círculo de personas y un mástil marcan el lugar donde va a tener lugar la danza de los Voladores de Papantla que es una de las danzas más populares que han sobrevivido a la conquista española.  Este ritual está asociado a la fertilidad, y fue relacionado con el culto religioso gracias a que fue incorporado a la cultura tolteca y posteriormente los aztecas, los cuales añadieron elementos solares y de mayor peligrosidad.  La danza del Volador se ejecuta por cinco danzantes, uno es el caporal y los otros cuatro son los voladores y representan los cuatro puntos cardinales.  El ritual invoca a los cuatro rumbos del universo y la fertilidad que se representa mediante el descenso de los danzantes, como caída de la lluvia.

En esta acepción de fertilidad, los cinco danzantes representarían a los cinco elementos para crear vida: agua, viento, tierra, luna y sol. 



A más 20 metros en lo alto de la estructura, se sitúa el caporal que coordina el ritual.   El caporal toca un tambor y una flauta con los que interpreta el son del perdón, el son de la calle, el son de la guasana y el son de la vainilla. Cada señal que hace se corresponde con un tipo de acrobacia. Cada danzante volador salta al vacío, sujeto por la cintura, boca abajo y gira 13 veces mientras desciende a la tierra.  El número 13, que multiplicado por los cuatro voladores da el resultado de 52,  número que se corresponde con el ciclo de 52 años del calendario indígena o Xiuhmolpilli, un siglo totonaco.  El juego finaliza cuando los participantes empiezan a abrir el círculo hasta tocar el suelo. Los danzantes visten trajes muy coloridos que representan a aves tropicales.

En la actualidad, el conjunto de monumentos arqueológicos de Teotihuacán que se encuentra abierto a la visita del público representa aproximadamente la décima parte de la ciudad original. 

La metrópolis de Teotihuacan tenía una planificación urbanística escrupulosa y muy avanzada, con un eje central de dos kilómetros de longitud (la Calzada de los Muertos) y una Ciudadela importante, rodeada de 15 pirámides monumentales.
   

Teotihuacán fue inscrita en la lista del Patrimonio del la Humanidad por la UNESCO en 1987.

En Teotihuacán todo es un misterio, no se sabe casi nada del pueblo que lo edificó, ni de las razones que llevaron a abandonarlo bruscamente. Se construyó entre los s. I y VII y llama mucho la atención la inspiración geométrica de su urbanismo .  Su época de mayor apogeo corresponde al Clásico Temprano de Mesoamérica (ss. II/III-VI).  Durante esta época, Teotihuacán fue una importante metrópolis gracias al comercio de obsidiana y llegó a tener 150.000 habitantes, la mayor ciudad de América. Su prosperidad se basaba principalmente en la explotación de la obsidiana, con la que se fabricaban herramientas.

Hacia el año 650 comenzó su paulatina decadencia. La población se fue reduciendo por factores de orden social y climático, no se sabe si por una invasión, revueltas internas, una catástrofe natural o provocada .... En el siglo VIII alcanza ya el ocaso, aunque el valle no fue abandonado nunca. Aún no se conoce bien la causa de la decadencia y su total destrucción.

Su prestigio legendario como centro de culto se mantuvo hasta el punto de que los aztecas situaron en este lugar la cosmogonía de la Leyenda de los Soles. Fue el padre Sahagún, cronista del séquito de Hernán Cortés,  quien recogió de boca de los mexicas esta leyenda que habla de la inmolación de los dioses antiguos para dar paso a la creación del Sol y la Luna, los dioses a quienes están dedicadas las dos magníficas pirámides.  Dice así:
"Antes de que hubiese día, se reunieron los dioses en Teotihuacán y dijeron, ¿Quién alumbrará el mundo? Un dios rico (Tecuzitecatl), dijo yo tomo el cargo de alumbrar el mundo. ¿Quién será el otro?, y como nadie respondía, se lo ordenaron a otro dios que era pobre y buboso (Nanahuatzin). Después del nombramiento, los dos comenzaron a hacer penitencia y a elevar oraciones. El dios rico ofreció plumas valiosas de un ave que llamaban quetzal, pelotas de oro, piedras preciosas, coral e incienso de copal. El buboso (que se llamaba Nanauatzin), ofrecía cañas verdes, bolas de heno, espinas de maguey cubiertas con su sangre, y en lugar de copal, ofrecía las postillas de sus bubas. A la media noche se terminó la penitencia y comenzaron los oficios. Los dioses regalaron al dios rico un hermoso plumaje y una chaqueta de lienzo y al dios pobre, una estola de papel. Después encendieron fuego y ordenaron al dios rico que se metiera dentro. Pero tuvo miedo y se echó para atrás. Lo intentó de nuevo y volvió para atrás, así hasta cuatro veces. Entonces le tocó el turno a Nanauatzin que cerró los ojos y se metió en el fuego y ardió. Cuando el rico lo vio, le imitó. A continuación entró un águila, que también se quemó (por eso el águila tiene las plumas hoscas, color moreno muy oscuro o negrestinas, color negruzco); después entró un tigre que se chamuscó y quedó manchado de blanco y negro. Los dioses se sentaron entonces a esperar de qué parte saldría Nanauatzin; miraron hacia Oriente y vieron salir el Sol muy colorado; no le podían mirar y echaba rayos por todas partes. Volvieron a mirar hacia Oriente y vieron salir la Luna. Al principio los dos dioses resplandecían por igual, pero uno de los presentes arrojó un conejo a la cara del dios rico y de esa manera le disminuyó el resplandor. Todos se quedaron quietos sobre la tierra; después decidieron morir para dar de esa manera la vida al Sol y la Luna. Fue el Aire quien se encargó de matarlos y a continuación el Viento empezó a soplar y a mover, primero al Sol y más tarde a la Luna. Por eso sale el Sol durante el día y la Luna más tarde, por la noche."






La gigantesca pirámide del Sol, de unos 70 m de altura, es el centro de la ciudad santa de Teotihuacán, tiene una base tan amplia como la de Keops en Egipto y estaba antaño coronada por un templo donde se pensaba residía el dios y en el que sólo los sacerdotes podían entrar.  Tiene 360 escalones que son bastante irregulares, altos y difíciles de subir y de bajar, hágalo con paciencia y precaución.  Es ésta la tercera pirámide más grande del mundo

El templo de Quetzalcóatl o de la Serpiente Emplumada está adornado con cabezas de serpiente rodeadas de un collarín de plumas que representan al dios Quetzalcóatl , que alternan con máscaras estilizadas que representan, probablemente, al dios Tlaloc.



En esta pirámide, se han encontrado restos enterrados de víctimas humanas sacrificada, cuyas tumbas datan entre los años 150 y 200. 



Al lado de la Pirámide de la Luna, más pequeña y más antigua que la del Sol, se levantaban elegantes casas y los palacios que flanqueaban la Avenida de  la Muertos, el palacio de Quetzalpapalotl.  La pirámide mimetiza el contorno de la montaña Cerro Gordo, que está situada al norte de este lugar.  Su plataforma superiores fue utilizada para ceremonias en honor de los dioses de Teotihuacan: del Agua, de la Fertilidad, de la Tierra y de la Creación.  Las construcciones inferiores incluyen un altar central y cuatro cuerpos rectangulares en diagonal que forman la que se conoce como "Cruz de Teotihuacan"



La Ciudadela es el edificio de mayor superficie en México, un cuadrado de un km. de lado, cuyo patio era usado como un centro ceremonial y se encontraba totalmente pavimentado.



Otros edificios también sobresalientes son: el palacio de Quetzalpapálotl y los palacios de Yaya hala, Zacuala y Tepantilla. 

Regresé a Teotihuacán en 1995, un día frío de invierno, faltaba el espíritu y el calor de la devoción que se respiraba el día del equinoccio.  Las ruinas del lugar de los dioses estaban allí, como siempre, testigo de tantos años de historia y muestra de tantas incógnitas que resolver.  

Este es, quizás, el más periodístico de mis relatos de viajes. A las fotos tradicionales que tuve que escanear antes de incorporar al post, añadí los apuntes de algunas conversaciones mantenidas en el lugar y unas importantes referencias históricas sobre este apasionante lugar.  El resultado de todo este trabajo fue el post más visto durante el primer año de vida de mi blog, superado, después por el de Chicago.

Los muchos lectores mexicanos, así como la buena posición en Google de alguna de las fotografías han sido, también en este caso, los motivos de este triunfo de Teotihuacán en mi blog.


El Zócalo. Corazón de la Ciudad de México


Ciudad de México es la mayor metrópoli del continente americano.  Tras la fachada exterior más bien desoladora de esta enorme ciudad se ocultan numerosos tesoros de gran valor arquitectónico, además de espacios abiertos realmente artísticos que no se encuentran en ninguna otra gran urbe latinoamericana: iglesias barrocas, monasterios y palacios coloniales al lado de la arquitectura más moderna e innovadora...



El centro histórico de Ciudad de México es el casco antiguo más grande de América Latina y fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1987.   Es también el epicentro de una ciudad vibrante y llena de vitalidad.


El corazón de la ciudad late en la plaza de la Constitución, a la cual los nativos llaman Zócalo.  El Zócalo era el centro de Tenochtitlán, capital de los aztecas desde 1325.  Aquí se alzaba en su día el palacio real de Moctezuma, el recinto del Gran Templo con sus pirámides y santuarios, el disco de los sacrificios los juegos de pelota...,  "cosas jamás vistas, ni siquiera en sueños", escribía el cronista de Cortés.


Maqueta del Gran Templo y del complejo religioso asociado.  Fotografía tomada en el Museo Nacional de Antropología.


De todo aquello, no queda prácticamente nada. El conquistador y sus tropas, persuadidos de que habían descubierto el reino de Satán por los sacrificios humanos que se realizaban habitualmente, arrasaron la ciudad por fanatismo y sus cimientos por ambición en 1521.  En el subsuelo del Zócalo se siguen descubriendo restos arqueológicos como la Piedra del Sol o el Calendario Azteca, conservados en el Museo Nacional de Antropología.


Las pirámides que impresionaron a los conquistadores quedaron reducidas a un montón de piedras con las que se levantaron algunas casonas, palacios virreinales e iglesias, así como la catedral.   En 1978 comenzaron las excavaciones para sacar a la luz los restos del Templo Mayor, consagrado a los dioses Tláloc y Huitzilopochtli, era la pirámide principal en torno a la cual giraba la vida de la antigua capital medica, Tenochtitlán.



Tras haber destruido todo, los españoles reconstruyeron in situ, sobre las ruinas, su propia capital con la majestuosa Catedral barroca de estilo herreriano (la más antigua del de América Latina), el Sagrario (suntuosamente barroco y churrigueresco), el Palacio Municipal o Ayuntamiento y el Palacio Nacional, construido por Hernán Cortés para reemplazar al del emperador Moctezuma.

Al terminar la conquista de la ciudad azteca, se construyó una pequeña capilla en este lugar,  En 1573, por orden de Felipe II, rey de España, se dio comienzo a la imponente edificación de la catedral, que no se terminaría hasta 1813.

La iglesia adjunta pertenece a otra parroquia que se llama EL Sagrario Metropolitano.  Su fachada semi-inclinada, es el la obra cumbre del churrigueresco en la ciudad.



El alma de México reside en esta plaza presidida por una gran bandera, un espacio mágico en el que conviven siete siglos de historia,  en el que miles de personas se dan cita cada día  y donde la protesta social se mezcla con conciertos, desfiles, festejos y espectáculos, así como con ceremonias indígenas de purificación.





El Palacio Nacional ha sido, por tanto, la sede del poder politico desde Cuauhtémoc y Moctezuma y, por tanto, escenario de significativos acontecimientos políticos.  En su puerta principal cuelga la campana de Dolores, que marcó el inicio de la Guerra de la Independencia.  En la actualidad es la oficina del Presidente de la Republica.  en el interior hay una colección de murales de Diego Rivera.




Saliendo del Zócalo se encuentra la calle Moneda, una de las mas bonitas de la ciudad que está repleta de edificios coloniales y palacios, así como la iglesia de La Santísima y el palacio arzobispal de estilo barroco.  Para destacar la importancia de esta calle, el historiador José Iturriaga solía decir que cuando aquí se habían levantado la Casa de Moneda, la Universidad, la Academia de Bellas Artes o la primera imprenta de America, "en Manhattan aun pastaban los búfalos"