La Gran Mezquita Hassan II es una de las mezquitas más grandiosas de las construidas en el s XX, una maravilla de nuestra era. Se trata del gran proyecto personal del Rey Hassan II para su perpetuidad en la
historia, aunque no llegó a inauguralo.
Es la segunda más grande del
mundo por su dimensión y capacidad, después de La Mecca. Se encuentra situada
en el Boulevard Sidi Mohammed
Ben Abdallah.
Está construida dentro del mar, en una península artificial en la que 2/3 de su superficie son terreno ganado al mar, haciendo realidad un versículo del Corán que indica que "el trono de Dios se levantará sobre las olas".
La primera vez que estuve en Casablanca, en 1991, descubrí esta obra faraónica, todavía en construcción, al mirar al horizonte desde la ventana de mi habitación en el hotel Hyatt Regency. Ya destacaba el minarete, el más alto del mundo, con una altura de 200 m. Ese día, hice dos fotografías que guardé en mi album de hojas adhesivas, superponiendo ambas para mostrar lo que ví al despertarme (la foto corresponde al recinto amurallado de La Medina de Casablanca)
La Mezquita está diseñada por el arquitecto francés Michel Pinseau, su construcción comenzó en 1985 y fue inaugurada en 1993 coincidiendo con el día del nacimiento del profeta Mohammed.
A las ocho de la mañana de un día caluroso del mes de junio de 2012, el edificio estaba envuelto en una densa bruma. Un personaje local, Adil, nos explicó con gran claridad el por qué de la bruma: "eso que se ve ahí es el calor"
No me gusta ver los templos sin fieles ni vacíos los grandes espacios. Busqué con mi cámara algo de vida en lo que parecía ser un paisaje fantasma a primeras horas del día. Muy poca gente en el recinto, algunas parejas de estudiantes de la escuela coránica preparando sus exámenes y nosotros, los primeros dos turistas.
En los accesos a la Escuela Coránica, pude captar una sonrisa amable con mi cámara, Un personaje, probablemente un instructor de la medersa, saludaba de esta forma a un veterano local que alimenta a las palomas.
Todo en el exterior es sobrecogedor por su tamaño: el imponente minarete, las grandes puertas de acceso, las fuentes monumentales, las arcadas ...
Mohammed, uno de los trabajadores del recinto nos dio una primeras explicaciones sobre el exterior de la mezquita y nos invitó a ver las fuentes para los ritos de limpieza en el oscuro sótano. Acabamos siendo grandes amigos mientras insistía "à neuf heures, à neuf heures !", en referencia a la hora de la primera visita oficial al interior del edificio.
Solo tenemos un par de horas, nuestra recogida es a las 10:00. Tenemos que realizar la visita guiada de las 9:00. La visita cuesta 120 Dh. Todo está muy bien organizado y los guías se reparten por idiomas. Sólamente estamos dos españoles. Nuestra guía de español, encantadora, se llama Fafifa (o al menos así lo entendí yo). Ella va a repasar todas las grandezas de esta obra mastodóntica.
La grandeza del templo está tambien en su interior: la Sala de Oraciones interior ocupa una superficie de veinte mil metros cuadrados, que permite orar a la vez a 25.000 musulmanes. En conjunto, posee un aforo aproximado de más de 100.000 creyentes, unos 80.000 en el patio exterior y 25.000 en su interior.
En la obra trabajaron 3.000 obreros en la construcción y 10.000 artistas y artesanos en la decoración, en la que se emplearon materiales como mármol, granito, madera, mosaicos, escayola... para elaborar techos, suelos, columnas, etc... Los mármoles, los suelos, las celosías, son realmente extraordinarios.
En ella, también han tenido cabida las últimas tecnologías; por ejemplo, resistencia a terremotos, techo corredizo que se abre automáticamente, suelo con calefacción y puertas hidráulicas. El techo está dividido en dos partes, y tiene un sistema de apertura como si fuesen las escotillas de la bodega de un barco, lo que puede convertir la Mezquita, en poco tiempo, de un sitio cerrado a una especie de patio abierto. En este sistema se ha empleado la tecnología que no se dá en otras grandes mezquitas. Ello hace que en el interior de la Mezquita, se aprecie el revoloteo de algunas pequeñas aves que se cuelan cada vez que se abre el cielo del templo. La mezquita está provista de altavoces para amplificar la voz del imán imposibles de descubrir pues están perfectamente integrados en los artesonados de las columnas. El suelo de la mezquita dispone de calefacción radiante para que no se enfríen los pies, pues hay que entrar descalzo.
Impresionante es la zona reservada para el rezo de las mujeres, una plataforma elevada con preciosas barandillas de madera y ricos artesonados labrados por expertos artesanos.
Por otro lado, descendemos al sótano en el que estuvimos con Mohammet para contemplar la zona para las abluciones, esta vez con luz, con cuarenta fuentes de marmol y dos hamamms o baños.
Terminada la visita del interior y una vez en el exterior, sigue habiendo muy poca gente. Además de los empleados en chilaba de color verde, sólamente se aprecian algunos (muy pocos) turistas y algunas familias locales, además de tres o cuatro parejas de estudiantes. Seres que se perciben como muy aislados en la magnitud de este espacio.
El coste aproximado de la mezquita, por aquel entonces, fue de unos 505 millones de euros, motivo por el que su construcción fue criticada por ciertos sectores de la sociedad marroquí, por su elevado coste. A esto se unió también, la demolición de las viviendas que se encontraban en el lugar de la construcción, ya que sus propietarios no recibieron compensación alguna.
Hay muchos creyentes que se niegan a rezar en esta mezquita por que la están pagando a base de unos impuestos que les asfixian su precaria economía y que está hecha para impresionar a los de afuera.
Esto es lo que dieron de sí las dos horas de que dispuse, una vez más, entre reunión y reunión de trabajo en alguna parte del mundo.
Está construida dentro del mar, en una península artificial en la que 2/3 de su superficie son terreno ganado al mar, haciendo realidad un versículo del Corán que indica que "el trono de Dios se levantará sobre las olas".
La primera vez que estuve en Casablanca, en 1991, descubrí esta obra faraónica, todavía en construcción, al mirar al horizonte desde la ventana de mi habitación en el hotel Hyatt Regency. Ya destacaba el minarete, el más alto del mundo, con una altura de 200 m. Ese día, hice dos fotografías que guardé en mi album de hojas adhesivas, superponiendo ambas para mostrar lo que ví al despertarme (la foto corresponde al recinto amurallado de La Medina de Casablanca)
La Mezquita está diseñada por el arquitecto francés Michel Pinseau, su construcción comenzó en 1985 y fue inaugurada en 1993 coincidiendo con el día del nacimiento del profeta Mohammed.
A las ocho de la mañana de un día caluroso del mes de junio de 2012, el edificio estaba envuelto en una densa bruma. Un personaje local, Adil, nos explicó con gran claridad el por qué de la bruma: "eso que se ve ahí es el calor"
No me gusta ver los templos sin fieles ni vacíos los grandes espacios. Busqué con mi cámara algo de vida en lo que parecía ser un paisaje fantasma a primeras horas del día. Muy poca gente en el recinto, algunas parejas de estudiantes de la escuela coránica preparando sus exámenes y nosotros, los primeros dos turistas.
En los accesos a la Escuela Coránica, pude captar una sonrisa amable con mi cámara, Un personaje, probablemente un instructor de la medersa, saludaba de esta forma a un veterano local que alimenta a las palomas.
En la inmensa esplanada, se cruza un grupo de trabajadores desplazando un enorme compresor al comenzar su jornada laboral.
Todo en el exterior es sobrecogedor por su tamaño: el imponente minarete, las grandes puertas de acceso, las fuentes monumentales, las arcadas ...
Mohammed, uno de los trabajadores del recinto nos dio una primeras explicaciones sobre el exterior de la mezquita y nos invitó a ver las fuentes para los ritos de limpieza en el oscuro sótano. Acabamos siendo grandes amigos mientras insistía "à neuf heures, à neuf heures !", en referencia a la hora de la primera visita oficial al interior del edificio.
Solo tenemos un par de horas, nuestra recogida es a las 10:00. Tenemos que realizar la visita guiada de las 9:00. La visita cuesta 120 Dh. Todo está muy bien organizado y los guías se reparten por idiomas. Sólamente estamos dos españoles. Nuestra guía de español, encantadora, se llama Fafifa (o al menos así lo entendí yo). Ella va a repasar todas las grandezas de esta obra mastodóntica.
La grandeza del templo está tambien en su interior: la Sala de Oraciones interior ocupa una superficie de veinte mil metros cuadrados, que permite orar a la vez a 25.000 musulmanes. En conjunto, posee un aforo aproximado de más de 100.000 creyentes, unos 80.000 en el patio exterior y 25.000 en su interior.
En la obra trabajaron 3.000 obreros en la construcción y 10.000 artistas y artesanos en la decoración, en la que se emplearon materiales como mármol, granito, madera, mosaicos, escayola... para elaborar techos, suelos, columnas, etc... Los mármoles, los suelos, las celosías, son realmente extraordinarios.
En ella, también han tenido cabida las últimas tecnologías; por ejemplo, resistencia a terremotos, techo corredizo que se abre automáticamente, suelo con calefacción y puertas hidráulicas. El techo está dividido en dos partes, y tiene un sistema de apertura como si fuesen las escotillas de la bodega de un barco, lo que puede convertir la Mezquita, en poco tiempo, de un sitio cerrado a una especie de patio abierto. En este sistema se ha empleado la tecnología que no se dá en otras grandes mezquitas. Ello hace que en el interior de la Mezquita, se aprecie el revoloteo de algunas pequeñas aves que se cuelan cada vez que se abre el cielo del templo. La mezquita está provista de altavoces para amplificar la voz del imán imposibles de descubrir pues están perfectamente integrados en los artesonados de las columnas. El suelo de la mezquita dispone de calefacción radiante para que no se enfríen los pies, pues hay que entrar descalzo.
Impresionante es la zona reservada para el rezo de las mujeres, una plataforma elevada con preciosas barandillas de madera y ricos artesonados labrados por expertos artesanos.
Por otro lado, descendemos al sótano en el que estuvimos con Mohammet para contemplar la zona para las abluciones, esta vez con luz, con cuarenta fuentes de marmol y dos hamamms o baños.
Terminada la visita del interior y una vez en el exterior, sigue habiendo muy poca gente. Además de los empleados en chilaba de color verde, sólamente se aprecian algunos (muy pocos) turistas y algunas familias locales, además de tres o cuatro parejas de estudiantes. Seres que se perciben como muy aislados en la magnitud de este espacio.
El coste aproximado de la mezquita, por aquel entonces, fue de unos 505 millones de euros, motivo por el que su construcción fue criticada por ciertos sectores de la sociedad marroquí, por su elevado coste. A esto se unió también, la demolición de las viviendas que se encontraban en el lugar de la construcción, ya que sus propietarios no recibieron compensación alguna.
Hay muchos creyentes que se niegan a rezar en esta mezquita por que la están pagando a base de unos impuestos que les asfixian su precaria economía y que está hecha para impresionar a los de afuera.
Esto es lo que dieron de sí las dos horas de que dispuse, una vez más, entre reunión y reunión de trabajo en alguna parte del mundo.
Enhorabuena por el blog. Me han sorprendido mucho tus comentarios y me han parecido sublimes las fotografías. Estaré a la espera del siguiente post!!
ResponderEliminarGracias, María. Ahora estoy preparando el viaje de vacaciones de verano a estonia, Letonia y Lituania. Estoy seguro de que escribiré algún reportaje en el blog sobre este viaje.
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