Desprovista de objetivos industriales o militares, Dresde, "la Florencia del Elba" había pasado prácticamente intacta toda la Segunda Guerra Mundial hasta que, en la noche del apocalipsis, del 13 al 14 de febrero de 1945, tres ataques aéreos sucesivos causaron una auténtica matanza de 135.000 muertos en esta ciudad, llena de refugiados, e hicieron perder a Europa, en pocas horas, una de las ciudades más bellas de todo su patrimonio. Es admirable la reconstrucción escrupulosa de los monumentos más importantes de la ciudad.
El Zwinger, antigua Orangerie levantada por Augusto el Fuerte, alberga nada menos que seis museos, todos ellos extraordinarios, y está formado por varios pabellones unidos por galerías. Es reconocida como la obra maestra del barroco alemán.
La originalidad del Zwinger reside en la armonía única entre la arquitectura de Pöppelmann y las esculturas de Permoser, incluyendo una amplia esplanada con un estanque, una fuente, esculturas y rocallas que adornan su jardín interior.
Construida en el XVIII, la catedral de Dresde, la Ehemalige Katholische Hofkirche, primitiva iglesia católica de la Corte, es la última manifestación del barroco italiano en Alemania. Se trata de la mayor iglesia de Sajonia. Sus áticos están decorados con estatuas de los apóstoles y figuras de santos.
El interior está dedicado al culto, es sobrio y tiene un órgano que es la última obra realizada por el famosos fabricante de órganos de la Corte, Gottfried Silbermann, entre 1750 y 1755.
La visita me dio la oportunidad de fotografiar a una monja que se allí se encontraba.
La Ópera o Semperoper, muestra una marcada influencia del Renacimiento italiano, fue construido en el s. XIX bajo la dirección de Manfred Semper. La fachada es en forma de semicírculo con dos plantas de arcadas superpuestas, a las que se añade una tercera algo retranqueada. Las estatuas de los nichos representan a: Shakespeare, Sófloques, Molière y Eurípides.
La Frauenkirche o Iglesia de Nuestra Señora es un imponente edificio dotado de una gran cúpula. Es la obra maestra del arquitecto Georg Bähr. Su cúpula es considerada el emblema de la ciudad. Fue el templo más importante del credo protestante hasta el día de los ataques aéreos. El impacto de las bombas fue de tal magnitud que hizo que la piedra arenisca se desintegrase y los ocho pilares que soportaban la cúpula de 5800 toneladas, se vinieron abajo, causando un enorme cráter en el suelo.
En la inmensa montaña de escombros de la Frauenkirche se rescataron unas 100.000 piedras de fachadas, muros y cubiertas. Su reconstrucción se ha realizado con la ayuda de 10.000 fotos antiguas y de los planos del proyecto original.
El Schloss o Palacio, es la antigua residencia de la Corte. Un palacio de estilo renacentista, muy bien reconstruido.
La fachada exterior del edificio que une el ala oeste y el Johannemuseum está decorada con un gigantesco mosaico de 102 metros que representa la Procesión de los Píncipes de la Casa de Sajonia, realizado con azulejos de porcelana de Meissen.
En el lado opuesto, está el Langer Gang o Largo pasillo, formado por arcadas toscanas que separan el patio de de los establos reales
Otra perspectiva del Palacio nos permite admirar la calidad y esmero de la restauración realizada
Si bien, aún se pueden observar algunos restos de los bombardeos en la proximidad de este majestuoso palacio:
Y... ¡qué casualidad!... los jugadores del Athletic de Bilbao (de 2005), realizando una visita turística por la ciudad. Después resultaría que estaban alojados en nuestro mismo hotel, el Sofitel de Dresde.
Un detalle divertido fue la visita a una exposición de esculturas abstractas con capacidad de emitir sonidos al pasar cerca de las mismas.
Entran las nubes y cae la noche, la ciudad nos obsequia con un gran espectáculo de contrastes e iluminación: