01 noviembre 2016

Recorrido por el centro de Yangón, la interesante "no-capital" de Myanmar


Tengo la intención con este artículo de romper con el tan conocido argumento de que Yangón "es una de las ciudades más feas del mundo". Vivir la ciudad nos demostró que esto no es así.

Comenzamos nuestro periplo por Rangún visitando la Pagoda de Sule, un templo dorado de 2000 años de antigüedad en el mismísimo corazón de la ciudad, que ocupa una rotonda de mucho tráfico en el cruce de las avenidas más importantes de Yangon y enfrente del mismísimo Ayuntamiento.

Este es el lugar más lógico para iniciar cualquier recorrido por el centro de Rangún. 




Sule, cuyo nombre se refiere al "Sule Nat" o "Espíritu Guardián", atrae a muchos fieles y su leyenda dice que en ella se preserva un pelo del propio Buda.  El nombre de su estupa dorada central de forma octogonal es Kyaik Athok "La estupa que consagra la reliquia del cabello sagrado.


Es un lugar de gran fervor popular en el que podemos observar cómo rezan y cómo realizan sus ofrendas y peticiones los budistas practicantes que constituyen la mayoría social en Yangon.

Después, iniciamos un paseo a pie, a las dos de la tarde, bajo un sol de justicia, la temperatura supera los 40 ºC y es el momento de cubrirse la cabeza para evitar una insolación.

Nuestro guía bromeó con el modelo de sombrilla "transparente" que sacó Cristina de su bolso. ¿Sirve esto para algo?



El recorrido nos lleva a conocer los edificios del Ayuntamiento y otros muchos de la época colonial inglesa, tales como: la Iglesia de Enmanuel, el Inland Water Building, y el Hotel Strand.  El urbanismo, con sus anchas avenidas también refleja el modelo colonialista inglés.









En esta zona, las tiendas tiene poco que vender y en las calles vagan hombres con sus longyi y mujeres con el rostro enharinado de polvo blanco.  Escribanos públicos con su antigua maquina de escribir, vendedores de cheroots (los enormes puros birmanos enrollados en una hoja de maíz), así como algunos automóviles renqueantes completan el decorado.




A pesar de sus cinco millones de habitantes, emana en Rangún un calor humano que sólo puede dar una ciudad hecha por sus habitante. En su pobreza y privaciones, Rangún parece más feliz, más serena que cualquier otra metrópolis asiática.  Llaman la atención las pequeñas tea-houses en las que se convive alrededor de una mesa a la vez que se degustar las especialidades de la comida local que se mezclan en un bol humeante de sopa de noodels.




El centro de la ciudad ha conservado el aspecto que tenia en el periodo británico, estilo anglo-indio: calles que se cortan en ángulo recto, jardines públicos, imponentes edificios administrativos...  pero todo esto se desluce cada vez mas con el paso del tiempo.  El estuco y la pintura se descascarillan, las fachadas se estropean,...  hay que imaginarse una gran metrópoli tras las decrépitas fachadas de Rangún.


Seguimos por el Bogyoke Market. Anteriormente conocido como Scott’s Market,uno de los principales destinos turísticos de Rangún. En el Scott Market, en pleno centro de la ciudad, el mercado negro se convierte en mercado libre.  Allí se puede encontrar de todo: tejidos, sandalias, vajillas, medicamentos...  aunque hay que tener mucho cuidado con las falsificaciones, ya que, aquí, abundan por todas partes.



No queríamos dejar de visitar el famoso barrio destartalado y plagado de cables aéreos de China Town.




Al observar a sus gentes vistiendo el longyi (una larga falda anudada a la cintura que sirve de vestido a los hombres) o en hteme (el sarong de las mujeres) hay que imaginar, también, a los fogosos conquistadores que arrasaros Ayuthaya, la capital de Siam. 




En la Chaukhtgyi Paya, una gran nave industrial alberga una Buda reclinado de 65 m. de longitud, aunque no es muy famoso, merece una visita.



Ya solamente nos queda acercarnos a la Pagoda de Swedaggon para contemplar la  puesta de sol a la vez que se va encendiendo el alumbrado espectacular de la pagada más bonita del mundo, pero nos tenemos que cambiar de post a través de este enlace:

El Oro de la Pagoda de Shwedagon, en Yangon, considerada como la pagoda más bonita del mundo

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