09 junio 2021

¿Qué ver en Éfeso?


Desde que decidí crear el blog, he compartido con los seguidores del mismo un buen número de historias, de geografías, ambientes y sensaciones que, espero, ayuden al viajero en ese difícil reto que significa la preparación de cada viaje.  Me gustaría que cada "entrada" de este blog sirviera como una referencia más en esa preparación, que les ayude a  "visualizar" el recorrido, a establecer los objetivos y las prioridades, procesar las informaciones más relevantes (culturales, históricas, costumbres, gastronomía...), consensuar los aspectos claves con el equipo que comparte el viaje, gestionar el tiempo disponible, etc...

Hoy estoy decidido a escribir sobre "piedras e historias"  a través de las ruinas grecorromanas de Éfeso, en la península de Anatolia, en las proximidades del mar Egeo.


Nos dirigimos al recinto arqueológico de Éfeso, uno de los más importantes y más visitados del mundo.   Un gigantesco museo al aire libre.

La mejor forma de iniciar la visita es por el lado de las Termas de Vario y avanzar a través de la Avenida de las Columnas hasta el Templo de Domiciano.  La avenida está flanqueada por columnas jónicas y corintias y pasa por delante del Odeón (150 d.C.).

El Odeón, con capacidad para 400 personas hacía las veces de bouleuterion, o consejo de la ciudad, aunque también podría haber sido utilizado como teatro para interpretaciones musicales , de poesía y ceremonias.
 

Al final de las columnas, la Puerta de Hércules nos conduce a la avenida de los Curetes. La Puerta fue construida en el s. IV d.C. y recibe este nombre por los dos pilares situados uno enfrente del otro. La piedra está decorada con dos figuras en relieve que representan a Hércules vestido con la piel del león de Nemea, una ciudad del Peloponeso. 


La avenida de los Curetes estaba decorada de estatuas de ciudadanos notables. El nombre de Curetes proviene, de nuevo, de la mitología griega. Era el término utilizado para nombrar a los semidioses aunque más adelante emplearían la misma palabra para designar a un tipo de sacerdotes en la antigua ciudad de Éfeso.

 


La fuente de Trajano, Según se puede leer en una inscripción, data de los años 102-114 d. C., fue construida por T. Claudio Aristion y se la dedicó por entera a Trajano, el emperador romano. La fuente estaba presidida por una gran estatua del emperador y estaba secundada a su alrededor con otras esculturas de héroes, emperadores y dioses.



En esta avenida se encuentra el templo de Adriano, fue construido, en estilo jónico, para conmemorar su visita en 123 d.C. y restaurado durante el siglo IV d.C.  Le fue añadido un relieve figurativo en la parte superior de las paredes del pronaos que representa a una joven desnuda que surge de una voluta foliada y representa el mito de la fundación de la ciudad por el príncipe Androclo.



A pesar de las múltiples ruinas interesante que se encuentran a ambos lados de la calle, es difícil evitar el enorme magnetismo visual que provoca, al final de la avenida, la fachada de la Biblioteca de Celso.  La biblioteca sufrió daños a manos de los godos y por un terremoto en el año 1000.


La fachada se trata de una curiosa estructura corintia espléndidamente restaurada. Las inscripciones griegas y latinas declaran que fue fundada en el año 110 d.C. por  Cayo Julio Áquila como monumento funerario para su padre, Cayo Celso Polemeno, que había sido senador romano y procónsul de Asia. 
En el interior de la biblioteca había dos altas cámaras con una galería de dos niveles que contenía los nichos rectangulares en los que se almacenaban unos 12.000 libros.



Cuatro nichos con cuatro estatuas protegen las tres entradas. Representan las virtudes que poseía Celso: Ennoia, la Reflexión; Sofía, la Sabiduría; Areté, el Valor; y Epistémé, el Conocimiento. Se piensa también que el nicho circular del interior contuvo una estatua de Atenea.


Atravesando uno de los dos arcos contiguos a la Biblioteca, nos adentramos en el principal ágora comercial, un gran espacio cuadrado de unos 100 m de lado que se extiende hacia el oeste, rodeado por las basas de las columnas que en otro tiempo formaron la columnata que rodeaba el recinto. 
Este ágora, construida durante el período helenístico, era originalmente de orden jónico. La doble columnata dórica de dos pisos que forma el lado oriental fue erigida durante el reinado de Nerón, mientras que la puerta cercana a la esquina sureste, un portal triple, está fechada por una inscripción en el año 4-3 a.C.

                                                                                                                                                                                                                       
La Vía de Mármol,  fue pavimentada en mármol en el siglo V d.C. por un rico efesio llamado Eutropio, y constituía una calzada reservada a los vehículos de ruedas.  Esta vía nos conduce hasta el Gran Teatro de Éfeso, excavado en la ladera del monte Pión, también durante el periodo helenístico.  Fue posteriormente renovado por los romanos.


El Teatro, con una acústica espectacular, es un importante punto de referencia de Efeso, espléndido y bien restaurado,con capacidad para 24.500 espectadores, el mayor aforo de Asia Menor. El auditorio en herradura forma un ángulo de 220°, con un diámetro de 150 m. La última grada se encuentra a 30 metros de altura sobre la orquesta, y su sección media todavía está cubierta por una arcada. Originalmente los actores del teatro griego actuaban a lo largo del coro, en la orquesta. Posteriormente, en el período helenístico, comenzaron a actuar sobre un escenario.  Para tener la mejor de las panorámicas es imprescindible encaramarse a la parte más alta por las tortuosas escaleras de la gradería.

En la ciudad de Éfeso hay muchas cosas más:  un monumento dedicado a Memmio, una fuente semicircular, el templo de Domicíano, La Basílica de San Juan, el Ágora, el Pritaneo, la puerta de Augusto, los baños de Escolástica, el burdel, la carretera de mármol, el gimnasio y los baños del puerto…

Un poquito de historia:

Aunque su origen pudiera ser hitita, la fundación de Éfeso como ciudad griega es del s. XI a.d.C. y sucede cuando en este lugar se asientan un grupo de colonos atenienses de origen jonio liderados por Andoclo, hijo del rey heleno Codros.

En 560 a.d.C., Creso, el último rey lidio, ocupó la ciudad e impulsó a los efesios a que construyeran un nuevo templo a la diosa Artemisa ya que el anterior, dedicado a Cibeles, había sido destruido por los sumerios. Artemisa era hija de Zeus, el padre de los dioses y los hombres a quienes gobernaba desde el Monte Olimpo, y  hermana gemela de Apolo, dios de la verdad y la profecía, del sol y de la luz. A la diosa se la representa con una corona amurallada, símbolo de Cibeles. Era una diosa de culto y en ella prevalecían los atributos de la fertilidad sobre los de la virginidad. Sin embargo, al igual que otorgaba la vida, también tenía el poder de arrebatarla.

Éfeso cayó bajo dominio de Persia al final del s. VI a.d.C.  El Templo de Artemisa, el Artemisium, construido en mármol, se conservó en pie durante dos siglos y sobrevivió intacto a casi toda la ocupación persa de Asia Menor, hasta que, en 356 a.C., fue destruido por el incendio provocado por un loco, Herostrato, que quiso con ello inmortalizar su nombre. 

Todavía se estaba reconstruyendo el Artemisium en 334 a.C. cuando Alejandro Magno pasó por Efeso al principio de su invasión de Asia, liberó a Éfeso de los persas  e impulsó la reconstrucción del templo con la aportación de fondos y con la designación de un nuevo arquitecto.

El Artemisium helenístico fue construido en la misma escala colosal de su antecesor arcaico.  Su decoración escultórica hizo que fuera incluido entre las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.  Este Templo de Artemisa se alzaba sobre un basamento de 2,68 m de altura, con un estilóbato de 55,1 x 115 m, ¡ tres veces mayor que el del Partenón !.  Nos queda muy poco del templo que fue destruido por los cristianos en 401 d.C.  El lugar, muy castigado por los siglos pasa desapercibido para la mayor parte de los turistas ya que queda apartado del resto de las ruinas.


Una vez visto lo poco que ha quedado del Templo, os incluyo una recreación realizada por los historiadores de lo que debió ser esta Maravilla:


Después, llegaría la época del imperio romano, en la que la ciudad pasó a ser la capital de Asia y prosperó mucho convirtiéndose en el principal puerto del Egeo, llegando a contar con 200.000 habitantes.


















Es obligada la visita al Museo Arqueológico de la Ciudad que muestra una importante colección de estatuas, frisos y otros artículos que se han ido rescatando de las diversas excavaciones arqueológicas que se han hecho en la ciudad.

 Los elementos más valiosos que aún se conservan son las escultura de mármol de la diosa.  Artemisa Efesia, la deidad griega de la fertilidad, la caza y la guerra.

Una de ellas, la que lleva en la cabeza un tocado en forma de torre, data del reinado de Domiciano; la segunda, que muestra a Artemisa flanqueada por las figuras descabezadas de dos pequeños cervatillos, símbolo de su condición de diosa de los animales, ha sido fechada en el reinado de Adriano. Ambas estatuas están adornadas con símbolos de fertilidad. Fueron descubiertas en el lugar donde fueron enterradas por los sacerdotes de Artemisa para evitar su destrucción, bien en 392 d.C., cuando Teodosio I publicó su edicto condenando el paganismo, o en 401, cuando las muchedumbres cristianas demolieron definitivamente el Artemisium.

Curiosidades:








Se pueden visitar las letrinas públicas, muy cercanas a un burdel. Este es uno de los ejemplos mejor conservados de unas letrinas romanas. Muchos de los retretes siguen intactos, junto con el canal por el que fluía el agua con la que se lavaban los clientes.  Incorporo algo que he leído el 28 de marzo de 2014 en ABC:

 "La cultura romana es conocida por su afición a las termas y baños públicos, unos recintos que eran auténticos lugares de encuentro para los ciudadanos del imperio. Su preocupación por la higiene era tan grande, que Roma se convirtió en la primera ciudad del mundo en poseer agua corriente y un sistema de alcantarillado; pronto, muchas otras urbes de esta civilización contaban con aseos públicos.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los baños públicos actuales, en los que prima la intimidad, tal y como descubrimos en el blog «Ciencia histórica», en Roma estas instalaciones hacían honor al calificativo de públicas. Así, su entrada no solo estaba abierta a cualquier ciudadano, sino que una vez en el interior, las necesidades fisiológicas se hacían a la vista de todos los presentes, sin que existiera ningún tipo de separación o mampara que dividiese el espacio entre los distintos «excusados».
Así, los aseos públicos combinaban su función de alivio fisiológico con la de ser una actividad social más de entre las muchas que cultivaban los miembros de la sociedad romana.
Junto a esta llamativa característica, destaca también el método que empleaban para limpiarse el trasero. A falta de papel, en los baños frecuentados por las clases privilegiadas se usaba una esponja de mar atada al extremo de un palo, que luego era lavada en un canal de agua salada que corría en el suelo. En los barrios pobres, en cambio, tenían que recurrir a las manos, opción que fue adoptada durante siglos por otros muchos pueblos. No obstante, estos baños poseían una fuente destinada a que sus usuarios pudieran lavarse las manos tras utilizarlos."
 También, hoy en día, se puede admirar la primera publicidad conocida de la historia.
















En el Museo Arqueológico se pueden ver unas llamativas figuras eróticas, que datan del s. II a.d.C.

Otra curiosidad es que sus templos, incluido el de Artemisa, sirvieron como bancos y que, en su época también tuvo turistas famosos como lo fueron Marco Antonio y Cleopatra que visitaban la ciudad con asiduidad, así como Cicerón y Julio Cesar, entre otros.

Fue la primera ciudad en el mundo que iluminó sus calles ya que en las columnatas dobles flanqueadas por pórticos se ponían faroles dispuestos en dos filas que iluminaban las avenidas al caer el sol.

Éfeso también desempeñó un papel importante en el desarrollo del cristianismo. A Éfeso, en el año 10 de la era cristiana, llegó San Juan el Evangelista acompañando a la Virgen María. Es en Éfeso donde ocurrió la asunción de la Virgen María, se puede visitar la que fue su casa en la que pasó sus últimos años y que ha sido reconocida por el Vaticano como santuario cristiano. En los años 431 y 449 d.C. se celebraron sendos concilios de la iglesis primitiva.

Finalmente, os dejo un link con una interesante visita virtual en 360º, que ilustra de forma exhaustiva el lugar de Éfeso.  Es muy bueno y completo, os recomiendo verlo en pantalla completa y estoy seguro de que os gustará:

agradezco tus comentarios o preguntas

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Mapa de los países que he visitado


visited 80 states (35.5%)
Buy Douwe's Machine Learning Book